BRUSELAS (Reuters) - La Unión Europea acordó el lunes iniciar conversaciones con Islandia de cara a su adhesión al bloque, instando al mismo tiempo al país a resolver una disputa financiera con Reino Unido y Holanda.
Como miembro de una zona de libre tráfico de personas y de cooperación económica con la UE, Islandia ya cumple con varias de las normas para unirse al bloque y espera poder incorporarse plenamente en dos años.
Sin embargo, el país posiblemente se enfrente a la oposición de algunos miembros de la UE debido a la disputa derivada de las deudas que dejó el colapso de la banca islandesa en 2008.
Bélgica jugará un papel fundamental en las conversaciones este año debido a que ostenta la presidencia de turno del bloque hasta diciembre. Las negociaciones, que comenzarían el martes, cubrirán más de 30 áreas o "capítulos"
"Está claro que las cosas pueden ir sin problemas en una serie de puntos", dijo el ministro de Asuntos Exteriores belga, Steven Vanackere, durante una rueda de prensa tras un encuentro de ministros de la UE en Bruselas.
"Hay otros capítulos donde la UE sabe que Islandia debe hacer esfuerzos. Pensemos en (...) el sector financiero", afirmó.
Islandia debe resolver aún cómo va a pagar las deudas derivadas de la quiebra del banco Icesave en 2008.
Los Gobiernos de Reino Unido y Holanda quieren que Reykiavik devuelva los miles de millones de euros que tuvieron que pagar a los ahorradores que perdieron su dinero con Icesave. Sin embargo, los islandeses rechazaron un plan de pago en un referéndum y las conversaciones para la devolución del dinero han fracasado.
El asunto ha alejado a los islandeses de la UE. Un sondeo de opinión elaborado en junio por la firma Market and Media Research mostró que cerca de un 60 por ciento de los islandeses está a favor de que el Gobierno retire la solicitud de ingreso a la UE, mientras que sólo cerca de un cuarto se opone a esto.
Otros puntos de conflicto con la UE incluyen la política de la UE sobre pesca y caza de ballenas. Para unirse a la UE, Islandia tendría que aceptar inversión extranjera en sus lucrativos sectores pesqueros y podría tener que abandonar su tradición de caza de ballenas.