Empresas y finanzas

Obama y Cameron se reúnen en medio de la polémica de BP

WASHINGTON (Reuters) - El primer ministro británico, David Cameron, trató de aliviar el martes las tensiones sobre BP entre Estados Unidos y Reino Unido antes de una reunión con el presidente estadounidense, Barack Obama, que podría poner a prueba la "relación especial" entre sus países.

En la emisora National Public Radio, Cameron dijo que BP <:BP.LO:>debe hacer "todo lo necesario" para tapar su pozo petrolero en el golfo de México, limpiar la marea negra y pagar las indemnizaciones.

Sin embargo, agregó que la firma no desempeñó ningún papel en la liberación de una prisión escocesa de un libio condenado por el atentado de Lockerbie el año pasado, y aceptó reunirse con legisladores estadounidenses para tratar el asunto, que amenazaba con afectar los lazos transatlánticos.

"Seamos claros sobre quién liberó a (el atacante libio Abdel Basset) al Megrahi", indicó Cameron. "Fue una decisión gubernamental en Reino Unido. Fue una decisión errónea. No fue la decisión de BP. Fue la decisión de ministros escoceses".

La primera visita de Cameron a Washington como primer ministro británico se produce al mismo tiempo que Estados Unidos emprende medidas contra BP. Preocupado por los fondos de pensiones y otros inversores en su país, ha prometido defender a la atribulada compañía.

Cameron y Obama aparecieron ante la prensa sonriendo y charlando cordialmente en el Despacho Oval de la Casa Blanca, al principio de una reunión en la que iban a tratar sobre la guerra de Afganistán y la economía mundial. Sus asesores dijeron que el objetivo es reforzar la relación personal iniciada en la cumbre del G-20 del mes pasado en Canadá.

Sin embargo, la sombra de BP y su papel en el mayor vertido de la historia de Estados Unidos es muy alargada. Las diferencias mostradas por el trato estadounidense a BP y las medidas para lograr la recuperación económica despiertan nuevas dudas sobre si la histórica alianza angloamericana ha pasado sus mejores días.

Bromeando sobre la "preocupación interminable de los británicos por el estado de salud de la relación especial" Cameron escribió en el diario Wall Street Journal que sería "testarudo y realista" sobre las alianzas con Estados Unidos y dijo que ambos países deben también fortalecer relaciones con otras potencias económicas como China e India.

DEMANDA DE INVESTIGACIÓN

BP, sometido a críticas por el desastre del golfo de México, se enfrenta a demandas de legisladores estadounidenses que piden una investigación oficial para saber si influyó en la liberación del ciudadano libio condenado por el atentado del vuelo Pan Am de 1988 sobre Lockerbie, en Escocia.

La petrolera ha confirmado que presionó al Gobierno británico en 2007 para impulsar las negociaciones sobre el traslado del prisionero, ya que pensaba que una resolución lenta dañaría sus intereses comerciales en Libia, pero aseguró que no estaba implicada en las negociaciones de la liberación de Abdel Basset Al Megrahi, sentenciado a cadena perpetua por la muerte de 270 personas, entre ellos 189 ciudadanos americanos.

En la víspera de la visita de Cameron, el Gobierno británico reiteró que BP no desempeñó ningún un papel en la decisión de liberar a Megrahi y señaló que no tenía planes de revisar la liberación, que tuvo lugar pese a la gran objeción estadounidense.

Las autoridades escocesas dijeron que habían liberado al oficial de inteligencia porque tenía una enfermedad mortal y creían que tendría unos tres meses de vida. Sigue vivo en Libia.

La secretaria de Estado estadounidense Hilary Clinton dijo a senadores que ha instado a las autoridades escocesas y británicas a revisar el caso.

La visita de Cameron también se produce mientras los legisladores estadounidenses estudian una selección de leyes que pueden requerir más medidas de seguridad en los pozos de extracción en alta mar o prohibir a compañías como BP permisos para la actividad.

Cameron ha dejado claro que defenderá a BP, diciendo que tiene que permanecer "fuerte y estable" para cumplir sus promesas de compensación a las víctimas del vertido y por el bien de empleados y personas cuyos fondos de pensiones están invertidos en la compañía en ambos países.

Obama, cuya popularidad ha disminuido debido a la opinión pública negativa sobre el desastre, ha tomado una posición dura hacia BP, aunque su retórica se ha suavizado recientemente debido a las críticas de que su Administración había ido demasiado lejos con las acusaciones a la compañía.

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