Empresas y finanzas

Un oasis inmobiliario en el desierto: Parquesol se dispara mientras su sector sigue sufriendo

Los inversores le dan la espalda a las inmobiliarias. Ilustración: eE

IBEX 35

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Problemas de financiación, ampliaciones de capital canceladas, estrenos bursátiles dudosos o aplazados, gigantes con los pies de barro, la banca poniendo en venta edificios tras haberse desprendido de sus participaciones en el sector... Definitivamente no es un buen monento para las inmobiliarias.

Nueva jornada de pérdidas para las inmobiliarias e excepción de Parquesol (PSL.MC), que se disparó un 5,24% ante las compras de Credit Suisse. Por su parte, Renta Corporación perdió un 4,04%, Reyal Urbis bajó un 1,56%, Colonial cayó un 0,51%, Astroc <:AST.MC:> retrocedió un 4,29%, Montebalito se dejó un 4,53%, Urbas descendió un 1,83%, Realia cedió un 1,28% y Metrovacesa recortó otro 0,06%. Y todo ello en un mercado muy alza porque el Ibex 35 (IBEX.MC) avanzó un 1,15%.

Diferentes negocios

Y eso que los expertos insisten en que no todas las empresas del sector son iguales porque unas se dedican al negocio de la promoción y otras al de patrimonio.

El negocio de la promoción consiste en la venta y gestión del suelo y es, según los expertos, el que puede sufrir la mayor desaceleración.

Por su parte, el negocio patrimonialista consiste en el alquiler de oficinas y locales comerciales y es que mejor podría aguantar el chaparrón porque la ocupación de oficinas se mantiene y permite que las compañías tengan ingresos recurrentes. Fadesa y Parquesol son ejemplo de compañías promotoras mientras que Metrovacesa y Colonial lo son del negocio patrimonialista.

Problemas de financiación

Sea como fuere, y tras el desplome de Astroc, que fue el que levantó la liebre en un sector bajo sospecha, lo cierto es que la aversión inversora hacia las inmobiliarias es un hecho que se ve reforzado por los problemas de financiación que están teniendo algunas compañías. Esto significa que quien tiene que prestarles dinero para que afronten las compras en las que se embarcaron el año pasado no lo ven claro. Ejemplo de lo anterior son Colonial o Fadesa.

Otro factor que confirma lo anterior es el aplazamiento de las ampliaciones de capital de Reyal Urbis, que pretendía pedir dinero al mercado para liquidar deuda, y Astroc, que anunció en sus días de gloria bursátil un proyecto de más de 2.000 millones para cruzar el charco y crecer en otro lares. Pero nunca más se supo de la operación.

Malos tiempos para salir a bolsa

Luego están la reciente y desafortunada salida a bolsa de Realia y la postergación del estreno bursátil de Tremón, que ahora piensa debutar tras el verano cuando sus planes iniciales eran hacerlo en julio.

La avalancha de salidas a bolsa que vivió el sector el año pasado es otro síntoma de que éste ya estaba bastante maduro y que era el momento de hacerlo.

Malos augurios

Puede que fuera hace un año exactamente cuando comenzó a correrse la voz de que la gallina de los huevos de oro estaba entonando el canto del cisne, ya que en junio de 2006, cuando ya habían salido a bolsa varias compañías, La Caixa decidía acudir a la opa de Inmocaral sobre Colonial para vender su 40%.

Porteriormente Banesto haría lo mismo con Urbis embolsándose plusvalías de 1.200 millones. ACS secundaría la decisión del banco acudiendo con su 24,8% de Urbis a la opa de Reyal pasando a ser por aquel entonces la unica contructora sin presencia en el sector inmobiliario.

Finalmente, Sabadell también vendería Landscape a Astroc por 990 millones de euros de los que dos tercios eran plusvalías. Todo esto sucedió en un intervalo de sólo tres meses.

¿La puntilla?

Esta misma semana se conocía que tanto Santander como BBVA venderían la mayor parte de sus edificios, una operación que se produciría en un momento óptimo porque tanto inversores institucionales como inmobiliarias estarían interesadas porque comprarían para luego alquilar y tener ingresos recurrentes.

Detrás de esto, además de la necesidad que los bancos tienen de captar dinero para financiar su expansión y fortalecer sus balaces, subyace la cuestión del precio de venta. ¿Se vende ahora porque más adelante no se conseguirán mejores precios? Santander estima recaudar 4.000 millones con estas ventas de edificios, una cifra que el mercado comienza a considerar como cara.

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