Río de Janeiro, 30 may (EFECOM).- El propietario de la siderúrgica brasileña EBX, a la que el gobierno boliviano amenazó con expulsar del país por construir una fábrica sin licencia, decidió deshacerse de sus negocios en Bolivia, informó hoy el diario brasileño Valor.
El empresario brasileño Eike Batista declaró al diario económico que inició conversaciones con la cancillería brasileña para intentar obtener de las autoridades bolivianas "un salvoconducto" que le permita retirar algunos equipos de la siderúrgica en construcción.
"La operación de desmontaje debe comenzar en un mes", aseguró el empresario en sus declaraciones a Valor.
Batista pretende transferir los equipos que ya instaló en Puerto Quijarro a la ciudad brasileña de Corumbá, ubicada en la frontera y en donde construye otra siderúrgica, pero las autoridades bolivianas amenazaron con expropiar al empresario para evitar la salida de los equipos del país.
Batista también informó de que venderá en cerca de 103 millones de dólares su participación del 7,5 por ciento en la mina boliviana de plata Apex Silver Mines.
La siderúrgica EBX comenzó a montarse en julio del 2005 en la jurisdicción del municipio de Puerto Quijarro, cerca a la frontera con Brasil, antes de que las autoridades bolivianas le concedieran la respectiva licencia ambiental.
El Gobierno de Bolivia acusó a EBX de haber violado la Constitución al instalarse a menos de 50 kilómetros de la frontera y construido hornos destinados a la producción de fundición de hierro (arrabio) usando carbón vegetal sin haber obtenido una licencia ambiental para ello.
Ante esas circunstancias, el presidente boliviano, Evo Morales, llegó a decir que a la siderúrgica sólo le restaba la opción de abandonar el país voluntariamente o ser expulsada.
La decisión de Morales generó protestas en Puerto Quijarro, Puerto Suárez y otros municipios del sureste boliviano, cuyos habitantes defendían la permanencia de la siderúrgica por los puestos de trabajo que generaría.
El proyecto de Batista preveía una inversión de 330 millones de dólares para construir una planta siderúrgica con capacidad para producir anualmente 800.000 toneladas de arrabio y 400.000 toneladas de acero destinados al mercado de ese país y a la exportación.
El empresario llegó a construir uno de los cuatro altos hornos destinados a la producción de arrabio y dejó en obras el segundo.
Batista llegó a negociar con las autoridades bolivianas la posibilidad de venderle el proyecto a empresas de ese país, pero los interesados querían participar solo como accionistas y dejar la parte operativa para el brasileño.
"El problema de la venta del control implica que la parte operativa tendría que ser mía y yo no quiero prestar servicios en un negocio que no es mío", aseguró el empresario. EFECOM
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