
Los accionistas de referencia de Iberia comienzan a tomar posiciones después del pistoletazo de salida del proceso de venta de la aerolínea. Tras comprobar que British Airways, el socio industrial y principal accionista del grupo, no se quiere bajar del avión, el resto de compañeros de viaje se están replanteando su estrategia.
Y el primero en romper el fuego ha sido el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, que es también vicepresidente del Consejo de Administración de la compañía aérea. La entidad financiera es el segundo socio por importancia de Iberia (posee un 9,7%) y su primer ejecutivo realizó unas reveladoras declaraciones. "La posición vendedora de Caja Madrid ya no está tan clara como hace unos meses", aseguró tras la Junta General de Accionistas de la aerolínea española.
En los últimos años, todos los miembros del núcleo duro de la aerolínea tenían una clara vocación de salida, tras aguantar mucho tiempo en el accionariado de la empresa perdiendo dinero. Pero comenzó a subir la cotización de Iberia y los socios ya generaban plusvalías desde marzo: parecía evidente que su marcha era más que segura. Dos meses después de que el fondo de capital riesgo norteamericano Texas Pacific Group presentara su intención de compra al consejo de administración de la aerolínea las posiciones han cambiado.
Estudiarán todas las ofertas
En este nuevo escenario, Blesa no descarta continuar en la nueva empresa. "Estamos dispuestos a dar un paso adelante y estudiaremos las posibles ofertas que lleguen", avisa. Pero el ejecutivo quiere dejar claro que, hasta el momento, "no se nos ha acercado nadie a ofrecernos nada".
Tanto Caja Madrid como el resto de socios del núcleo duro de Iberia están algo molestos por la actitud de British Airways, que podría seguir en el futuro accionariado de la aerolínea sin gastarse un euro y que presume de tener la clave en la operación de compra de la aerolínea. Preguntado por esta cuestión, Blesa recuerda que "todos tenemos derecho de tanteo -preferencia a la hora de comprar las acciones de otros socios-, no sólo British".
Blesa cree que el precio inicial que ha ofrecido Texas, 3,6 euros por acción, no refleja el valor de la compañía. "Está claro que, tal y como cotizan los títulos de Iberia en estos momentos, el precio inicial está por debajo del mercado".
Antes de que Blesa rompiera ayer el silencio del núcleo duro de Iberia, Fernando Conte, el presidente de la aerolínea, se escabulló cada vez que se le preguntaba sobre el proceso de venta.
De cazado a cazador
Lejos de dar más detalles sobre el estado en el que se encuentra la propuesta del consorcio liderado por Texas y en el que participan British Airways, Ibersuizas, Vista Capital y Quercus, Conte aseguró que Iberia "no tiene ningún novio formal, aunque le llueven los pretendientes". El presidente del grupo asegura que todavía no ha habido una oferta en firme.
No contento con negar la evidencia, Conte dio un paso más y dio a entender que Iberia es más una aerolínea cazadora, que cazada. "Iberia está en un momento muy bueno y hay que ponerla en valor", dijo. "Iberia no necesita que nadie le salve". La aerolínea sigue muy atenta la evolución del mercado europeo y latinoamericano y espera una buena oportunidad. "Para ello tenemos 1.800 millones de euros de caja", añade.
Ante las críticas que ha recibido Texas que, como empresa de capital riesgo, tiene una vocación de poca permanencia en el accionariado de las empresas y sólo busca la rentabilidad, Conte ha defendido al grupo inversor norteamericano. "No tenemos la impresión de que quiera entrar para especular sino para crear valor en la aerolínea. De hecho, TPG estuvo más de diez años en el capital de Continental Airlines, durante su proceso de recuperación", recuerda el directivo.
En la junta, a la que tienen derecho a asistir los accionistas con más de 400 títulos, también estuvo presente Ángel Mullor, el anterior consejero delegado de la compañía, en calidad de pequeño propietario de un paquete de acciones de Iberia.
"Very, very, worried"
Mullor reconoció que ha realizado un trabajo de asesoramiento para Gala Capital, un fondo de capital riesgo que también ha mostrado su interés por la aerolínea, pero que su relación con la posible venta de Iberia acaba aquí. El ex ejecutivo tiene un pacto de no concurrencia de año y medio y a partir de principios de diciembre podría trabajar para cualquier otra compañía aérea. Preguntado por esta posibilidad fue claro: "el negocio aéreo ya no forma parte de mis prioridades y si alguien me propone volver a una aerolínea ya conoce la respuesta".
La guinda a la junta general la puso José Luis de los Santos, un pequeño accionista de Iberia que intervino en el turno de preguntas. Dirigiéndose a los dos consejeros de British Airways, les dijo que estaba "very, very worried (muy, muy preocupado)", en referencia a la propuesta de compra de la aerolínea. Minutos antes, otro propietario de acciones de la compañía, Nicolás Fernández Durán, pidió al Consejo de Administración que "no malvenda Iberia. Quién la compre, tiene que asegurar que seguirá jugando un papel importante".
A pesar de la incertidumbre sobre su futuro, la aerolínea sigue fortaleciendo el negocio. El próximo 1 de junio aumentará a diez los vuelos entre Centroamérica y Madrid, con dos nuevos líneas a Costa Rica y Panamá, que supondrán un incremento de su oferta del 16,2 por ciento. Un vuelo diario unirá San José de Costa Rica con la capital española, y tres veces a la semana se operará la nueva ruta Madrid-Guatemala-Panamá-Madrid.