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Brasil promete que su etanol tendrá certificación ambiental y social

Río de Janeiro, 17 may (EFECOM).- El gobierno de Brasil prometió hoy a un grupo de parlamentarios de Alemania que su etanol tendrá en tres o cuatro años "una certificación socio ambiental", mientras el país triplicará sus cultivos de caña de azúcar para atender la demanda por el carburante alternativo.

Según informó el ministerio de Agricultura, la promesa fue formulada por el ministro del área, Reinhold Stephanes, a legisladores de Baviera (Alemania), que llegó a Brasil a conocer el ciclo de producción de la caña, el azúcar y el alcohol.

"Tenemos condiciones de conducir este proceso (de expansión del área de cultivo de caña) respetando las cuestiones ambientales y sociales, además de elaborar un producto de calidad", dijo el ministro.

Brasil es el principal productor y exportador mundial de etanol de caña, con unos 17.000 millones de litros anuales, y hoy busca conquistar mercados de la Unión Europea y Asia para este combustible que es usado de manera masiva en su parque automotor desde hace al menos 30 años.

El cultivo de caña para etanol se ampliará en diez años desde los actuales tres millones de hectáreas hasta nueve millones, dijo el ministro.

Pero organizaciones de derechos humanos, grupos ambientalistas, sindicalistas, campesinos, la iglesia católica y académicos temen que el auge de esta industria agrave los problemas laborales de al menos 400.000 obreros del sector que son "sobre explotados" por una industria que se dice ambientalmente correcta.

El salario promedio diario de los cortadores de caña en Brasil equivale a unos 6,0 dólares, por cortar y apilar cada uno al menos 12 toneladas de tallos de caña de azúcar por día.

Los trabajadores tampoco tienen condiciones mínimas de seguridad, salud y transporte en los cañaverales, según investigaciones del ministerio Público del Trabajo del estado de Sao Paulo, que investiga además la muerte "por extenuación" de 12 braceros durante las últimas zafras en plenos cañaverales paulistas.

Esta industria brasileña también es señalada por entidades ambientales como uno de los más importantes emisores mundiales de Co2, uno de los gases causantes del efecto invernadero.

En cada zafra cientos de miles de hectáreas de caña son quemadas para facilitar el corte. El humo y el hollín lanzados a la atmósfera suelen causar problemas de salud pública en ciudades aledañas a los cultivos.

El ministro afirmó que el certificado socio ambiental apunta a probarle al mercado consumidor interno y externo que el alcohol combustible fue procesado a partir de caña procedente de cultivos donde los propietarios obedecen a normas ambientales y cumplen la legislación laboral.

Destacó el potencial para producir más etanol en Brasil, pues el país dispone de 300 millones de hectáreas cultivables, de las cuales 180 millones están destinadas a pastizales y 40 millones de hectáreas están degradadas.

"Vamos a recuperar las áreas improductivas y en ellas expandiremos el cultivo de caña", dijo.

Solamente la mitad de las seis millones de hectáreas de caña cultivada hoy en el país son destinadas a producir etanol. La extensión equivale apenas al uno por ciento de toda el área agrícola y pecuaria del país, destacó Stephanes.

Reiteró la intención de Brasil de "transferir tecnología" para instalar ingenios en América Central y África, que tienen condiciones climáticas semejantes a Brasil, para evitar que el mercado mundial sea dependiente de uno o dos proveedores. EFECOM

ol/jma

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