Teresa Bouza
Washington, 17 may (EFECOM).- El Consejo Ejecutivo del Banco Mundial (BM) continúa con su reunión maratoniana para dar carpetazo al escándalo que rodea al presidente del organismo, Paul Wolfowitz, cuya salida se da ahora por hecha en la sede del organismo.
El encuentro podría prolongarse hasta bien entrada la noche de hoy en Washington.
Funcionarios del BM familiarizados con las negociaciones dijeron a Efe que lo que se discute en estos momentos es cómo encontrar una fórmula que permita aceptar los hallazgos del panel que concluyó que Wolfowitz violó las normas al ascender y aumentar el sueldo de su novia, al tiempo que se mantiene que éste actuó de buena fe.
"El problema es que muchos miembros del Consejo no quieren aceptar un acuerdo que ponga en entredicho su credibilidad", señaló un funcionario del Banco que solicitó el anonimato.
Otro funcionario próximo al Consejo confirmó que Wolfowitz quiere que el comunicado que emita el órgano directivo lo exima de parte de culpa en el escándalo relacionado con el ascenso e incremento salarial de su compañera sentimental, Shaha Ali Riza.
El ex número dos del Pentágono también buscaría, según las citadas fuentes, que el comunicado reconozca algunos de sus logros al frente del Banco.
Otro de los temas que se discute es la compensación financiera a Wolfowitz tras su dimisión.
Según los términos del contrato firmado en junio de 2005, cuando se convirtió en presidente, Wolfowitz recibiría un año de salario, alrededor de 375.000 dólares, si el Consejo Ejecutivo pone término a su trabajo o él dimite.
El Consejo tiene ante sí un informe elaborado por un panel investigador que concluyó que Wolfowitz violó las normas del Banco al fijar las condiciones laborales de Riza.
Wolfowitz insiste en que actuó de buena fe y obró a instancias del Comité Ejecutivo de la entidad.
Señaló, en una comparecencia el martes ante el Comité Ejecutivo, que una conclusión apropiada sería que "el acuerdo con Riza fue una forma razonable de avanzar y encontrar una solución en circunstancias muy complejas y difíciles".
Riza trabajaba para el Banco Mundial cuando Wolfowitz asumió la presidencia.
Tres meses después, en septiembre del 2005, fue transferida al Departamento de Estado de EEUU para evitar un conflicto de interés, aunque permaneció en la nómina del Banco Mundial.
Su salario pasó de casi 133.000 a 180.000 dólares y con la primera revisión anual su retribución alcanzó los 193.590 dólares, más del doble de lo que establecen las normas internas del BM.
Mientras tanto, la Casa Blanca sonó hoy por primera vez resignada ante la posible salida de Wolfowitz.
En ese sentido, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, lamentó hoy en tono sombrío que "las cosas hayan llegado a este punto" e insistió en que el ex número dos del Pentágono "actuó de buena fe".
El mandatario estadounidense aplaudió, durante una rueda conjunta con Tony Blair en los jardines de la Casa Blanca, el liderazgo de Wolfowitz al frente del BM, donde, dijo, se ha concentrado en "ayudar a los pobres".
Así las cosas, el BM parece listo para abrir un nuevo capítulo.
Las fuentes consultadas por Efe señalan que existe el sentimiento generalizado de que este escándalo ha dañado la credibilidad de la institución y que será necesario renovarla haciendo hincapié en temas como la reforma de la institución.
En ese sentido, Balakrishnan Rajagopal, director del programa de Derechos Humanos y Justicia del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), dijo a Efe que "esta crisis podría tener repercusiones positivas".
Señaló, en ese sentido, que los problemas de Wolfowitz han servido para reabrir el debate sobre la necesidad de cambiar reglas no escritas como la de que un estadounidense sea el presidente del BM y un europeo el que dirija el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pese a ese debate de fondo parece improbable que la Casa Blanca acceda a perder ahora ese privilegio.
De hecho, la prensa de EEUU ha empezado ya a barajar nombres de posibles sustitutos a Wolfowitz.
En la lista corta de candidatos figuran nombres como el de Paul Volcker, el ex presidente de la Reserva Federal (Fed) y Stanley Fischer, el actual gobernador del Banco de Israel, de nacionalidad estadounidense. EFECOM
tb/mla/prb
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