Empresas y finanzas

La dinastía de los Agnelli vuelve a reinar sobre Fiat

Las claves del renacimiento de una saga familiar que hace cinco años parecía abocada a la desaparición.

"Lo que es bueno para Fiat (y para sus propietarios, los Agnelli), lo es para Italia". Este lema, muy de moda en el país transalpino hasta la crisis del fabricante en la primera mitad de esta década, da una idea de lo que ha sido el grupo automovilístico en el sistema económico italiano y en el imaginario colectivo del país vecino.

Para Italia, la familia Agnelli ha sido mucho más que una dinastía industrial de renombre: es una familia real sin corona. Sin embargo, como sucede en casi todas las dinastías, su historia ha sido plagada por un gran número de baches, tanto desde el punto de vista empresarial, como en las biografías de sus componentes. La dinastía vuelve a reinar un grupo que estará dividido en dos compañías a finales de este año para competir a escala global.

Entre la segunda mitad de los años 90 y 2005, de hecho, Italia se ha desmarcado de la hegemonía económica de Fiat, mientras los Agnelli se veían golpeados por un gran número de lutos. En 1997, con tan sólo 33 años, murió Giovanni Alberto Agnelli, hijo de Umberto y heredero espiritual del patriarca Giovanni, apodado L'Avvocato. Tres años después, se suicidó el hijo de L'Avvocato, Edoardo. En 2003, le tocó al propio patriarca, que fue sustituido en la presidencia de Fiat por su hermano Umberto. Sin embargo, éste también murió tan sólo un año después. Los Agnelli se veían diezmados precisamente cuando la propia compañía, bajo el peso de la escasa calidad de sus coches, parecía estar abocada a la desaparición.

John Elkann, la esperanza

Quedaba una sola esperanza, que hasta la muerte de Giovanni Alberto en 1997 ni siquiera se había tomado en consideración: John Elkann, un chico de 26 años, con un apellido extranjero, que sin embargo era nieto de L'Avvocato por parte de madre. Eso sí, los problemas seguían pareciendo más grandes que las soluciones.

John, de hecho, era demasiado joven para coger el timón de una compañía que estaba desorientada y cuya única esperanza de salvación era un piloto con un pulso de acero. Además, los Agnelli se arriesgaban a perder el control de Fiat antes incluso de que John alcanzara la edad necesaria para dirigirla: varios bancos italianos e internacionales -entre ellos, Lehman Brothers- amenazaban con convertir sus créditos hacia la empresa en un paquete accionarial mayoritario, que habría desplazado a la dinastía.

La familia, entonces, echó mano al bolsillo y se encomendó a dos ejecutivos externos: Luca Cordero di Montezemolo, que asumió la presidencia del grupo, y Sergio Marchionne, que se convirtió en consejero delegado, con todas las funciones ejecutivas. Fue entonces cuando sucedió algo que nadie en el mundo financiero italiano e internacional esperaba: tras una dura negociación con General Motors (GM), accionista minoritario de Fiat, Marchionne consiguió que el gigante norteamericano saliera del capital de la compañía italiana y renunciara a la opción de compra que tenía sobre ella... y encima tuviera que indemnizarla con más de 2.000 millones de euros.

Gracias a este soplo de aire fresco, Fiat lanzó en tiempo récord modelos de éxito como el 500, el Bravo y el Grande Punto, que le permitieron salir del hoyo. Para John Elkann se abrió la oportunidad de acceder a la cumbre de una empresa sana. Mientras tanto, el joven heredero se había convertido en presidente del holding de la familia, Exor -que además de Fiat controla a Juventus Football Club, La Stampa, la consultora Cushman&Wakefield, el grupo suizo de certificación SGS y un paquete accionarial importante de Rizzoli Corriere della Sera (RCS, que controla en España Unidad Editorial)-, y vicepresidente de la misma Fiat.

Una herencia polémica

Eso sí, los problemas para la dinastía no habían acabado: una disputa sobre la herencia de L'Avvocato ha causado un duro enfrentamiento entre John, su abuela Marella Caracciolo di Castagneto, esposa del patriarca, y el Consejo de Fiat, por un lado, y su madre Margherita, hija del patriarca, por otro.

Sin embargo, los litigios familiares no han parado el ascenso de John como representante de un clan familiar que ya reúne a 90 personas, paralelamente al renacimiento de Fiat como jugador a nivel mundial, tras la compra de Chrysler. La afirmación de John Elkann culminó este martes, con su nombramiento a la presidencia de Fiat, en sustitución de Luca di Montezemolo. Ahora Elkann deberá, por un lado, dirigir una Fiat que fabricará autocares y vehículos industriales y, por otro, tomar las riendas de Fiat Group Automobil, que fabricará sus marcas.

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