Por Anne Harding
NUEVA YORK (Reuters Health) - Quienes reducen el consumo deácidos grasos saturados y aumentan el de pan blanco, pastas yotros carbohidratos refinados, que pueden elevar el nivel deazúcar en sangre, no están cuidando el corazón, reveló unestudio en Dinamarca.
Pero reducir el consumo de ácidos grasos saturados mientrasse ingiere más pan integral, vegetales (además de papas) yotros carbohidratos con un efecto no tan nocivo en el azúcar ensangre mejoraría la salud cardiaca, precisó el equipo deMarianne U. Jakobsen, de Aarhus University Hospital.
"El tipo de carbohidratos es importante", dijo Jakobsen aReuters Health.
Un análisis reciente de 21 estudios sobre 350.000 personasen total "no halló evidencias significativas" de que la grasasaturada eleve el riesgo de desarrollar enfermedad cardiaca,pero los autores sugirieron que lo más importante sería aquellocon lo que los participantes reemplazaron esas caloríasderivadas de las grasas saturadas.
Otro estudio lo comprobó: quienes habían consumido másácidos grasos poliinsaturados y menos grasas saturadas pudieronmejorar la salud cardiaca.
En el nuevo estudio, el equipo analizó el papel de loscarbohidratos en la ecuación al medir el "índice glucémico" delos distintos tipos de carbohidratos.
El índice glucémico es una medida de la velocidad delaumento del azúcar en sangre tras consumir cierto tipo decarbohidratos.
Los alimentos con bajo índice glucémico tienden a ser ricosen fibra y menos refinados, como los productos de granosintegrales.
Mientras que los alimentos con alto índice glucémico suelenser reducidos en fibra y muy refinados, como el pan blanco, laspastas con harina blanca y banana.
Para investigar cómo el aumento del consumo decarbohidratos y la reducción de los ácidos grasos saturadosafectan la salud cardiaca, el equipo estudió a 53.644 hombres ymujeres que nunca habían sufrido un infarto. Durante 12 años deseguimiento hubo casi 2.000 infartos.
El equipo dividió a los participantes en tres grupos, segúnel índice glucémico promedio de los carbohidratos que consumíany, luego, estimó el riesgo de sufrir un infarto según lacomposición de la dieta individual.
El riesgo de tener un infarto disminuyó un 12 por cientopor cada 5 por ciento extra de calorías totales derivadas decarbohidratos, si el índice glucémico alimentario promedio erabajo.
De todos modos, esa reducción no fue estadísticamentesignificativa.
Pero entre los participantes con el índice glucémicoalimentario promedio más alto, ese riesgo aumentó un 33 porciento por cada 5 por ciento adicional de calorías consumidasprovenientes de carbohidratos.
En el grupo con un índice glucémico promedio, el aumentodel consumo de carbohidratos combinado con la reducción del deácidos grasos saturados no modificó el riesgo cardiaco.
"No podemos decir que los ácidos grasos saturados no esténasociados con un aumento del riesgo de desarrollar enfermedadcoronaria porque eso depende de con qué se los compare", dijoJakobsen a Reuters Health.
Desafortunadamente, conocer el índice glucémico de cadaalimento no es simple. "Es una forma científica de clasificaralimentos, de modo que no es un proceso amigable con lapoblación general", agregó.
De todos modos, la autora dijo que las personas puedenreducir el índice glucémico de su alimentación con solo ingerir"alimentos menos refinados".
FUENTE: American Journal of Clinical Nutrition, 7 de abrildel 2010.
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