Empresas y finanzas

Champán inglés con cargo al cambio climático

Emilia Pérez

Surrey (R.Unido), 27 abr (EFECOM).- ¿Es posible producir champán en plena campiña inglesa? Algunos vinicultores británicos llevan años demostrando que sí, ayudados en parte por el cambio climático.

"Llevo ocho años trabajando en producción de vino. Siempre recuerdo la cosecha a principios de octubre. En los últimos tres o cuatro años se ha adelantado unos días hasta finales de septiembre", cuenta el vinicultor Marcus Sharp.

La anécdota ilustra algo que nadie niega en Inglaterra: el calentamiento del planeta está favoreciendo la producción de vinos en tierras al norte del Canal de la Mancha.

La mayoría de los viñedos se localiza en el sureste de Inglaterra y en la costa suroccidental, aunque también hay plantaciones en Gales, a las afueras de Leeds y el condado de York, éstas dos últimas localizaciones en el norte inglés.

"Puede que si la tendencia continúa, acabe habiendo plantaciones más al norte", apunta Julia Trustman Eve, representante de la Asociación de Vinicultores Ingleses.

Las mejores condiciones climáticas favorecen este proceso, pero los vinicultores ingleses recuerdan que la producción de vino en un país asociado normalmente a la cerveza se remonta a los romanos.

La producción vinícola creció durante la Edad Media y cuando Enrique VIII fue coronado, en 1491, había en Inglaterra y Gales más de 130 viñedos, algunos propiedad de la corona, pero la mayoría patrimonio de familias nobles y de la Iglesia.

Tras ese florecimiento, la producción vinícola se vino abajo, lo que algunos atribuyen a un empeoramiento del clima y otros a la disolución de los monasterios y la confiscación de sus bienes por parte de Enrique VIII.

La tradición vinícola en Inglaterra no se recuperó plenamente hasta el siglo XX, después de la II Guerra Mundial, y el número de viñedos ha ido creciendo desde los años sesenta.

En la actualidad, hay unos 350 viñedos que se extienden por una superficie de más de 730 hectáreas.

La mayoría tiene una extensión pequeña, cinco acres o menos, pero han surgido algunos de dimensiones considerables.

Los viñedos Denbies, donde trabaja Sharp, son los de mayor tamaño del país y, según sus responsables, de todo el Norte de Europa.

Situados en el condado de Surrey, al sur de Londres, cuentan con una superficie de algo más de 107 hectáreas cuadradas, más del 10 por ciento de todo el terreno plantado en el Reino Unido, que esperan aumentar hasta 121 para el 2012, y da empleo a 120 personas.

Son también los más explotados turísticamente: ofrecen a los 300.000 visitantes que los visitan cada año la posibilidad de hacer catas de vinos, comer en alguno de sus restaurantes, alojarse en su Bed & Breakfast, comprar recuerdos en su tienda de souvenirs o recorrer los pintorescos viñedos en un tren en miniatura.

Producen quince variedades de vino. Los más aclamados, su tinto con uva Pinot Noir, sus blancos seco y, sobre todo, su blanco espumoso Greenfield Cuvee, con uva Pinot Noir, Pinot Meunier y Chardonnay.

A esa última variedad están dedicados en exclusiva los viñedos Ridgeview, fundados por un empresario informático reconvertido en vinicultor, Michael Roberts, y su mujer, Christine, en Sussex, "a sólo cien kilómetros al norte de la región francesa de Champagne", como recuerda su propietario.

Con unas condiciones geológicas y climáticas similares a la famosa región francesa, los Roberts producen su premiado blanco espumoso con las mismas variedades de uvas y los mismos métodos que en Champagne.

Se trata de un negocio plenamente familiar, donde cinco de los siete trabajadores comparten apellido, que cuenta con unas doce hectáreas cuadradas y una producción de 350.000 botellas anuales, que esperan elevar a medio millón.

Roberts se confiesa "abrumado" por la demanda hasta el punto de poder beber su propio espumoso cada día.

Cada año, los viñedos británicos producen en total una media de dos millones de botellas y, aunque la gran mayoría que se vende se queda en casa, esa producción no da para cubrir, ni de lejos, la gran demanda de vino en el Reino Unido.

Cada año se importan en el Reino Unido 40 millones botellas de champán y otros 54 millones de vino espumoso.

Además, los precios de los caldos ingleses aún no son lo suficientemente competitivos.

Los tintos de Dembies oscilan entre las 8 y las 14 libras (unos 12-21 euros), cuando un Rioja decente puede encontrarse en los supermercados británicos por 7 libras (algo más de 10 euros).

Los premiados espumosos de Ridgeview, que se bebieron en la fiesta por el 80 cumpleaños de la reina Isabel II, pueden costar hasta 25 libras (unos 37 euros), cantidad con la que se puede pagar una botella de champán, pero del francés. EFECOM

ep/jr/ah

(con fotografías)

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