Empresas y finanzas

Las cajas intentan salvar su modelo

La CECA, dividida, busca a un presidente sólido que se enfrente en los próximos meses a cambios regulatorios relevantes que podrían afectar al estatus actual de las cajas

La Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) ya no será la misma sin Juan Ramón Quintás. No es que la abrupta salida del presidente fuerce a un golpe de timón, por más que haya sumido en el estupor a la mayoría del consejo de la agrupación, sino que son los tiempos de crisis los que marcan nuevos objetivos y con ellos, nuevos métodos para abordarlos.

La posibilidad de poder incrementar su influencia sobre el legislativo es ahora una tarea urgente y de la que dependen, en gran medida, las modificaciones que puede sufrir el modelo jurídico de las cajas.

Además, inmerso el sector en un proceso de reestructuración que lleva aparejado el empleo de ayudas públicas, despejar algunas incógnitas no resueltas aún por la normativa del Frob (Fondo de Re- estructuración Ordenada Bancaria) será una tarea crucial para los próximos meses.

Pero aunque los objetivos globales son los mismos, sí hay diferentes matices entre las cajas de ahorros, por su diferente tamaño, peso político, estrategia de negocio y resistencia financiera a la crisis.

Lo que en tiempos normales, con las cajas disfrutando del boom económico y registrando beneficios cada vez mayores, provocaba posturas coincidentes, ahora se torna en diferencias sustanciales.

Cambio de funcionamiento

Por todo ello, la asociación donde se agrupan todas ellas está condenada a cambiar sus funciones y, quizás también, a que una de las corrientes deba imponerse a la otra.

La CECA, y todas sus filiales, ha constituido en los últimos años un medio para generar más eficiencia en las cajas y aminorar los inconvenientes del relativo pequeño tamaño de las entidades. Asociadas bajo el paraguas de la agrupación, las cajas, incluso las más pequeñas, han podido colocar en el mercado titulizaciones de deuda que de otro modo hubiera resultado imposible o mucho más costosa. También se han compartido soluciones tecnológicas y plataformas, con el objetivo de ahorrar costes.

Con la excepción de las más grandes, con tamaño suficiente para implantar todos sus planes en solitario, estos instrumentos han sido utilizados de manera habitual, principalmente en los dos últimos años, como consecuencia de la crisis.

También la CECA era un foro donde se expresaba la opinión del sector y desde donde se discutía con el Ejecutivo sobre algunas cuestiones, como el peso político en los órganos de gobierno o los requerimientos de mayor transparencia.

Ahora, sin embargo, la patronal tendrá que poner el foco en los asuntos políticos y de presión a las autoridades gubernamentales, no tanto en los asuntos anteriormente citados, sino más bien en temas transcendentales para las cajas, su modelo jurídico.

De ahí, que en los últimos meses haya habido un distanciamiento de algunas instituciones con las posiciones de Quintás, que mantenía el énfasis en el peso político, en vez de iniciar una labor de lobby en defensa de la personalidad jurídica, pero con una visión distinta.

El sustituto de Quintás se verá obligado a bregar con todas las partes implicadas para encontrar la mejor solución y el equilibrio. Porque la nueva regulación nacional definirá el marco que permita acomodar a estas instituciones financieras en la normativa internacional, y desde muchos púlpitos del ámbito económico y político se defiende la apertura de las cajas al capital privado, mediante los derechos políticos a las llamadas cuotas participativas, que en la actualidad sólo tienen derechos económicos.

Hasta hace dos semanas, sólo había un candidato a la presidencia, el máximo responsable de Ibercaja, Amado Franco, que había sido propuesto por el propio Quintás, que, además, pretendía compatibilizar durante un tiempo la transición. Pero la manera en el proceso de la reelección llevó a algunas entidades a aupar al presidente de La Caixa, Isidre Fainé, para que se postulase para el cargo.

Visiones distintas

Ambos son dos personalidades con prestigio en el sector, pero sus perfiles son diferentes, por la estructura de los negocios que ambos gestionan desde hace tiempo. Ibercaja, una de las entidades que mejor ha resistido la crisis, es de mediano tamaño y su principal objetivo es mantenerse como hasta ahora, creciendo poco a poco a través de una expansión paulatina por todo el territorio nacional.

Por su parte, La Caixa es la primera de las cajas, con presencia internacional y con una cartera industrial que supera los 20.000 millones de euros. Y esta última es su máxima preocupación, porque la regulación internacional penalizará la tenencia de activos no relacionados con el segmento financiero.

Ante esta tesitura, según fuentes consultadas por este periódico en el sector, Fainé sería más proclive a la idea de poner en marcha una apertura de las cajas con la instauración de derechos voto en las cuotas participativas, mientras que Franco sería partidario de buscar soluciones alternativas manteniendo el tal cual el modelo.

Las cajas de mayor tamaño se muestran a favor de Fainé, porque el aumento de las exigencias de capital les afectará en mayor medida. Así, Caja Madrid, Bancaja y Unicaja prefieren que todo este proceso de cambios sea pilotado por el presidente de La Caixa. Las medianas y pequeñas consideran, en cambio, que Franco encajaría más con sus intereses. Esta misma semana, por ejemplo, el presidente de la Federación de Cajas de Castilla y León, Agustín González, se decantaba más por el perfil del presidente de Ibercaja.

Presidencia transitoria

La división en este sentido es patente. De ahí que Fainé, para allanar su camino al sillón presidencial de la CECA, habría tomado una decisión intermedia. Su condición es permanecer al frente de la patronal por un periodo transitorio de en torno a dos años. Después dejaría el cargo, que podría recaer en el máximo responsable de Ibercaja.

La candidatura de Fainé, que por el momento no es oficial y sólo se efectuará si encuentra previamente con un respaldo unánime, cuenta además con el visto bueno de buena parte de la clase política, que será fundamental en las cajas de ahorros a partir de ahora, porque será la encargada de redactar la nueva legislación.

El Gobierno, PP y los nacionalistas CiU y PNV ven con buenos ojos la proclamación de Fainé. Es más, la vicepresidenta económica Elena Salgado le llamó personalmente para sugerir que se presentara al cargo, después de haber comprobado los movimientos de distintas cajas en su favor y en contra de los planes de Quintás, que quería una presidencia doble durante dos meses, tutelando, así, la renovación en la cúpula.

La conversación entre Fainé y Salgado tuvo lugar el mismo día -10 de marzo- en que Quintás envió una misiva a las entidades, incorporando al orden del día del consejo del pasado miércoles la votación del nuevo presidente, hecho que sorprendió al grupo opositor a los planes de Quintás .

De tú a tú con Zapatero

Desde algunas cajas se indica que Fainé cuenta con el perfil idóneo y necesario para liderar la defensa de las cajas. "Puede hablar de tú a tú con Zapatero, con Botín o con quien quiera", señala el portavoz de una entidad.

La primera tarea del nuevo presidente es recomponer las relaciones de la CECA, ya no sólo con el Gobierno, sino también con el Banco de España y con los principales competidores. Las relaciones con el Ejecutivo, el supervisor y la banca se habían deteriorado sustancialmente en los últimos meses por determinadas actitudes y declaraciones de Quintás, en las que había reclamado elecciones anticipadas o había exigido al regulador un cambio normativo, sin modificar la ley de cajas, para que los SIP (grupos que conformarán las entidades que realicen fusiones virtuales, como la Banca Cívica de Caja Navarra, Caja Burgos y Caja Canarias) sean agrupaciones de cajas en vez de bancos.

Los últimos ataques de la patronal de la AEB a las cajas dan buena cuenta de la tensión entre ambas instituciones. Desde la asociación de los bancos se ha acusado a estas instituciones de inmovilismo en el proceso de fusiones y se ha asegurado que esta parálisis podría afectar a todo el sistema financiero español y a la economía en general.

La nueva CECA tendrá, por tanto, la necesidad de intentar impulsar al máximo la reestructuración. Algunas entidades sostienen que el proceso de fusiones no se cerrará hasta después de verano, en contra de las previsiones iniciales que apuntaban a que en la primera mitad de 2010 finalizaría, sobre todo porque Bruselas ha dado de plazo hasta junio para utilizar el Frob.

Distintas entidades consideran que las fusiones que se lleven a cabo este año serán el primer paso para la concentración del sector y que, una vez que entren en vigor en 2012 las nuevas normativas sobre capital a nivel internacional se producirán más movimientos.

Estos desafíos y la actitud de Quintás son el trasfondo de la tensión que se palpó en la comisión ejecutiva y el consejo de administración del miércoles, donde hubo un enfrentamiento con el ex presidente de la CECA, que en un momento dado de las reuniones amenazó con la dimisión, pero que esta no se hizo efectiva hasta horas después. Es más, muchos de los presentes en estos órganos de gobierno de la confederación se enteraron por la prensa la marcha repentina del 'patrón' de las cajas.

La renuncia en el consejo se quedó en el aire ante la insistencia de algunos para que Quintás reflexionara su salida anticipada. La CECA había tumbado su proyecto personal y ya no quería seguir al frente, a pesar de que sólo que le quedaban dos meses para agotar su segundo mandato.

El hecho es que se fue y que ahora es el director general, José Antonio Olavarrieta, quien ha tomado las tareas ejecutivas de la institución y Fainé la labor de representación al ser el vicepresidente primero.

Según los estatutos de la CECA, en caso de exista una vacante en la presidencia, serán los vicepresidentes ( en la actualidad cuatro, Rodrigo Rato, Modesto Crespo y Braulio Medel, además de Fainé) en su orden de jerarquía quienes asuman la representatividad de la confederación hasta la proclamación del nuevo presidente.

El relevo definitivo se producirá el próximo 20 de abril, durante el consejo previo a la Asamblea Anual. Entonces, Fainé o Franco tomarán las riendas de la asociación. La posibilidad de un 'tapado' cada vez es menos probable, a juzgar de las fuentes consultadas en el sector. "Aunque en un primer momento cobró fuerza esta idea, en la actualidad está descartada", indican.

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