
Sus pasos van ligados a los del oro y el petróleo, de ahí que sean conocidas como monedas 'commodities'. Los dólares australiano, neozelandés y canadiense, la corona noruega y el franco suizo han sacado pecho en el último año? y aún les puede quedar impulso.
El 10 de marzo de 2009 no sólo se abrió la veda alcista en la renta variable. También en otros rincones del mundo financiero, como el de las materias primas, con el petróleo y el oro como principales estandartes. Y a su rebufo, un grupo de monedas, conocidas en el mercado como divisas commodities, precisamente por su elevada vinculación con los recursos básicos.
Todas ellas habían sufrido el impacto de la quiebra del banco Lehman Brothers en septiembre de 2008. En los meses posteriores, los dólares australiano, neozelandés y canadiense y la corona noruega sufrieron con intensidad. Acumularon descensos comprendidos entre el 10 y el 25 por ciento contra el euro, que a su vez también encajó fuertes caídas contra el dólar y el yen. Sólo se salvó momentáneamente el franco suizo, sustentado por poseer al mismo tiempo su condición de activo refugio. Aunque apenas le duró un mes, porque desde mediados de octubre también cayó con fuerza.
Como motor de fondo, esas caídas respondieron a la combinación de dos motivos. El primero, el miedo imperante en el mercado, que condenó al ostracismo al carry trade, que había impulsado a estas divisas antes del colapso de Lehman. Como constata la experta en temas cambiarios Kathy Lien, "los carry trades son menos rentables cuando los inversores muestran una alta aversión al riesgo". Y el segundo, el agravamiento de la crisis y el convencimiento de que esa nueva fase iba a afectar a la demanda y los precios de las materias primas.
Un año de remontada
Si en el medio año posterior al suceso Lehman las divisas commodities cayeron al unísono, también remontaron juntas desde el 10 de marzo. Desde entonces, las apreciaciones contra el euro oscilan entre el 8,5 por ciento del franco y el 28 por ciento del dólar australiano, que se encuentra en zona de máximos históricos contra el euro.
El empuje de la divisa aussie se debe a tres motivos. Para empezar, la subida de las materias primas, principalmente el oro, puesto que Australia figura entre los cinco mayores productores del metal precioso del mundo. Para continuar, su relación comercial con China, cuya fortaleza ha minimizado el impacto de la crisis en la economía australiana. Y para finalizar, sus tipos de interés. Al Banco de la Reserva de Australia ya le ha dado tiempo a elevarlos del 3 al 4 por ciento. Estos intereses propician que el dólar australiano sea comprado por los inversores que usan el carry trade.
El dólar neozelandés se ha beneficiado de la pujanza australiana, que es su principal socio comercial, y la subida de las materias primas, que suponen aproximadamente el 40 por ciento de las exportaciones del país. En cuanto al dólar canadiense y la corona noruega, su vinculación al oro y el petróleo, respectivamente, han tirado de ambas. ¿Y por qué se ha quedado rezagado el franco suizo pese a su alta correlación con el oro cuando el metal precioso ha subido un 22 por ciento en los 12 últimos meses? Porque el Banco de Suiza ha intervenido para contener la empuje de su moneda. De hecho, el mercado especula ahora con la posibilidad de que las autoridades helvéticas dejen mayor margen de maniobra al franco, una creencia que le ha situado ya en máximos contra el euro desde octubre de 2008.
La continuidad de la tendencia alcista dependerá de la mezcla ya conocida: apetito por el riesgo (con el consiguiente carry trade) y afianzamiento de la recuperación económica y la subida de las materias primas, que conllevarán a su vez más repuntes del precio del dinero. En ese caso, las monedas commodities seguirán brillando. A priori, los dólares canadiense y australiano son los que pueden tener más recorrido, ante un horizonte de subidas de los tipos en ambos países.