
Si usted es de aquellos que piensa que los derivados, ETFs y demás productos de inversión son un complejo misterio sin solución pero es capaz de predecir que la príxima pelÌcula de Tim Burton, Alice in Wonderland será todo un taquillazo, está de enhorabuena y quizás pueda convertirse en el próximo gurú que dirija las riendas del mundo del celuloide.
Mientras James Cameron y Kathryn Bigelow o Lee Daniels se pelean por el Oscar al mejor director o la españolísima Penélope Cruz se enfrenta a Monique, Maggie Gyllenhaal o Vera Farmiga, por hacerse con su segunda estatuilla como mejor actriz de reparto, los más avispados comenzarán a probar suerte antes de que la Hollywood Stock Exchange (HSX) se convierta oficialmente en un mercado futuros sobre éxitos cinematográficos en taquilla.
A partir de ahora no habrá que leer atentamente los labios de Warren Buffett o cruzar los dedos para que Ben Bernanke mantenga los tipos de interés en los niveles actuales antes de apostar por un valor en concreto. Más bien habrá que seguir muy de cerca que se cuece entre las bambalinas de Los Angeles, quién rueda qué y qué estrenos anticipan cuantiosos beneficios en taquilla.
De lo virtual a lo real
Hasta el pasado noviembre, la HSX no era más que una bolsa virtual puramente amateur donde los aficionados al mundo del cine vendían y compraban películas y actores (moviestocks y actorbonds, para ser más exactos) en función de los estrenos comerciales en las salas de cine. Por supuesto estas transacciones se realizaban en una moneda virtual y gratuita conocida como H buck, en referencia a la jerga del dólar y, cómo no, a Hollywood.
Sin embargo, visto el éxito obtenido a través de este sistema, los gestores de la misma, la entidad financiera Cantor Fitzgerald, pidieron autorización el pasado noviembre a la Comisión de Comercio de Futuros y Commodities para transformar su negocio en el primer mercados de futuros de este tipo.
Alrededor del próximo 20 de abril será su fecha oficial de estreno, según informó una portavoz de Cantor Fitzgerald, la entidad que adquirió HSX allá por 2001 y que rebautizará este mercado de futuros de ?carne y hueso? bajo el nombre de Domestic Box Office Receipt Movie Futures (DBOR), algo así como futuros basados en la recaudación de taquilla doméstica. Toda esta iniciativa está arropada por la división Cantor Exchange, que tiene previsto lanzar otros posibles mercados de futuros.
En la actualidad no se puede obviar que HSX cuenta con un total de 1,7 millones de usuarios, 200.000 de los cuales operan de manera activa en este juego y demandaban desde hace tiempo poder hacer sus inversiones de forma real. Sin embargo, la intención de Cantor es intentar no sólo atraer a aquellos que ya invertían como simples aficionados sino también conseguir captar la atención de los inversores institucionales.
¿Cómo funcionará este mercado?
Entonces, ¿cómo funcionará este nuevo mercado?, se preguntarán ustedes. De forma muy sencilla. Tanto los cinéfilos como los inversores profesionales podrán tomar posiciones a corto y largo plazo sobre la evolución de una película durante las cuatro primeras semanas de su estreno. Las operaciones sobre determinada cinta comenzarán seis meses antes de que ésta llegue a la pantalla grande.
Así, por poner un ejemplo, un inversor institucional puede predecir que la recaudación en taquilla de Alice in Wonderland, la nueva película de Tim Burton, durante sus primeras cuatro semanas en pantalla será de 75 millones de dólares por lo que establecerá un contrato de acuerdo con dicha predicción. De momento, todos los contratos estarán valorados a una millonésima de la recaudación estimada, es decir, en este caso el contrato estaría valorado en 75 dólares.
En ese momento, un inversor de Viacom puede intuir que la recaudación será menor de lo previsto, digamos que 65 millones de dólares, debido a un retraso en el estreno de la película. A continuación procederá a comprar un contrato por dicha apuesta, 65 dólares.
Finalmente, imaginen que Alice in Wonderland recauda 60 millones de dólares. El ganador indiscutible será el inversor de Viacom, que no sólo se embolsará los 75 dólares del contrato del oponente sino que se embolsará otros 10 dólares, que simboliza la diferencia entre su apuesta y la del inversor institucional. En el caso de que la película termine recaudando 85 millones de dólares, el inversor institucional recibirá 10 dólares ya que los ingresos de la cinta superaron en 10 millones de dólares su apuesta.
Según Andy Wing, el consejero delegado de Cantor Entertainment, está seguro que ?en un par de años este tipo de operaciones moverán miles de millones de dólares?, explicó a la publicación The Wrap. Al fin y al cabo no hay que olvidar que, simplificando mucho, en el mercado de futuros estadounidense los inversores carecen de un activo directo y el precio real del valor sobre el que se decide suele estar completamente desligado del coste real de dicho título. Básicamente, se podría decir que es una forma muy sofisticada de apostar sobre el comportamiento de una commodity.
Para ir abriendo boca y coger confianza, Cantor Entertainment quiere aumentar su número de potenciales clientes y permite operar de forma ficticia de forma similar al HSX pero con un gancho importante. Por cada 1.000 dólares virtuales de beneficio, la compañía entregará al usuario 10 dólares reales.