Empresas y finanzas

Todas las mascotas van al cielo... o a donde quieran sus dueños

La necesidad personal de encontrar un crematorio para su perro fue el detonante para que Emma Alonso decidiera abrir el primer tanatorio para mascotas en el Principado de Asturias, concretamente en el polígono industrial de Porceyo, en Gijón.

Esta joven emprendedora realizó estudios administrativos y se especializó en ofimática. Según sus propias palabras: "Nunca había pensado en poner un crematorio para perros. Pero cuando tuve el problema de encontrar uno para incinerar a mi perro y sufrí la escasez de este tipo de instalaciones, decidí abrir uno en Asturias y puse todo el empeño en conseguirlo".

Primer aniversario: 150.000 euros

En el próximo mes de mayo se cumplirá un año desde la apertura de este centro en el que Emma Alonso lleva ya invertidos casi 150.000 euros. "No sólo es el dinero, me costó mucho porque las exigencias medioambientales para este tipo de servicios son muy estrictas". Esta innovadora empresaria recuerda que la única ayuda institucional que tuvo provino del Ayuntamiento de Gijón.

"Los animales son residuos urbanos y la normativa en este tipo de instalaciones es muy exigente, hay que cumplir un montón de requisitos". Uno de ellos consiste en someterse a los controles periódicos que realiza el Organismo de Control Ambiental (OCA)", afirma. El crematorio es uno de los pocos de España junto con los de Madrid y Logroño, en el que se incinera un animal de cada vez. "En el horno metemos la mascota de una en una y hasta un peso máximo de unos 140 kilos", dice.

En estos casi diez meses ha incinerado entre 130 y 140 mascotas de varias especies: desde perros y gatos hasta pájaros, hurones o conejos. Los clientes pueden llevar personalmente a sus mascotas y en tres horas aproximadamente tendrán las cenizas. Otra opción sería que los dueños llamasen al crematorio para que les recojan, en su domicilio, el cadáver de su animal y que, posteriormente, les sean devueltas sus cenizas.

Los precios

Incinerar a un pajarito o a un hurón cuesta unos siete euros. Las mascotas de hasta 20 kilos, 150 euros y las más grandes unos 200 euros. Las cenizas se entregan en una bolsa de plástico cerrada y acompañada de un recordatorio.

Pero los clientes también pueden optar por llevar los restos de sus mascotas en una bolsa biodegradable que les permite enterrarlos en el campo. Las cenizas también se pueden llevar en una urna, que cuestan entre 15 y 200 euros y pueden ser de madera o de alabastro, e incluso se pueden grabar las fotos de las mascotas.

Los crematorios de mascotas, que en España pueden resultar incluso unos servicios curiosos, en otros países europeos -sobre todo en Estados Unidos-llevan muchos años funcionando.

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