París, 20 may (EFECOM).- El grupo francés de cosméticos L'Oréal negó hoy las acusaciones de que su filial Garnier hubiera recurrido a criterios racistas en la contratación de animadoras comerciales, en relación al proceso judicial que se lleva a cabo en su contra en Francia.
L'Oréal aseguró en un comunicado que, de acuerdo con las informaciones de que dispone, "esas alegaciones están completamente infundadas y rechazamos la acusación contra nuestra filial".
La empresa se declaró su sorpresa por haber resultado implicada en este caso, teniendo en cuenta que "estamos activamente comprometidos desde hace muchos años en favor de la diversidad en todas nuestras actividades, y en particular en la marca multiétnica Garnier, que encarna totalmente la riqueza de este principio".
"El respeto de la persona es un principio fundamental de la cultura del grupo" y "no toleramos ninguna forma de racismo o de discriminación", insistió la empresa.
En la vista judicial del pasado jueves, los representantes de L'Oréal habían negado las acusaciones de las demandantes, y en su defensa recordaron que la marca de champús Fructis que aparece acusada en primera línea fue una de las primeras que en Francia hizo "publicidad con personas de todos los orígenes".
Por lo que si tuvieran razón las denunciantes sería "no sólo contrario a nuestra ética, sino que además habría sido contraproducente", indicó.
El origen de todo este asunto data de 2000, cuando Garnier lanzó una campaña de promoción para su champú Fructis con la agencia de comunicación Districom, que recurrió a la empresa de trabajo temporal Adecco para contratar animadoras comerciales.
En un fax enviado a Adecco el 12 de julio de ese año, se precisaba que se trataba de buscar chicas jóvenes de 18 a 22 años que usaran tallas de 38 a 42 y de tipo "BBR", lo que la Fiscalía entiende que significa "Bleu-Blanc-Rouge", los colores de la bandera francesa.
Una forma de significar, según el Ministerio Público, que sólo querían chicas blancas, aunque el autor del fax, que ya no trabaja para Districom, sostiene que se trataba de que las candidatas tenían que "saber hablar correctamente en francés".
Una testigo que también había trabajado en Districom, Christine Cassan, aseguró ante el tribunal que la agencia rechazaba sistemáticamente a las negras, y que en las consignas de Garnier se especificaba que las animadoras tenían que ser blancas.
Además, Cassan apostilló que pese a esa política, ella presentó candidatas que no eran blancas, a lo que una superiora le replicó "estamos hartos de Christine y de sus árabes". EFECOM
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