Empresas y finanzas

El nuevo Fiat Bravo aprueba con nota su examen sobre hielo

El último modelo de la carrocera italiana mostró sobre un lago helado al borde del Círculo Polar Ártico sus dos grandes virtudes: la confortable suspensión y su completo equipamiento.

Me encuentro a 90 kilómetros de la frontera con el Círculo Polar Ártico, en el norte de Suecia. Allí, al lado de un pequeño pueblo llamado Arjeplog, aparece uno de los innumerables lagos que adornan el bosque. Tanto éste como los de los alrededores los utilizan muchas marcas de automóviles, después del debido acondicionamiento, para probar tecnologías aplicables después a los coches de serie y dar el visto bueno a nuevos modelos.

La teoría que sustenta estas pruebas de invierno es que si los vehículos funcionan en esas condiciones, también lo harán en todas las demás. De Arjeplog han salido algunos de los últimos modelos que han llegado al mercado, como el Fiat Panda, y también soluciones como el ABS de Bosch, los sistemas de control de tracción, de estabilidad, y el adaptativo de crucero.

Dos trazados

Hoy le toca el turno al Fiat Bravo. Para la zona, hace un día espléndido: luce el sol y los termómetros alcanzan los 4 grados, por encima de cero. Así que resulta una ocasión magnífica para conducir la nueva versión 1.4 T-Jet de 150 CV. Para las pruebas, los ingenieros de la marca italiana tenían previstos dos trazados, en ambos casos realizados sobre un lago helado con un metro de hielo de profundidad.

Una vez al volante, compruebo que el Fiat Bravo se comporta de modo similar a como lo hacía el Stilo, de quien toma la plataforma. Eso significa que impera una suspensión tirando a blanda. Esta versión T-Jet porta unos amortiguadores más duros, que mejoran de manera significativa el rendimiento del coche sin menoscabo del confort de sus ocupantes.

Ausencia de ruidos

La nueva mecánica destaca por su excelente funcionamiento a medias y altas revoluciones; a bajas vueltas resulta algo perezoso. Otra de sus bazas es la ausencia de ruidos dentro del habitáculo y su bajo consumo. Las dimensiones del Bravo lo sitúan en la cabeza de su segmento, con una longitud de 4,34 metros y unas vías más anchas de lo habitual en sus rivales. No obstante, su habitabilidad, sobre todo en las plazas traseras, tampoco merece un sobresaliente.

En su interior, como sucede con el resto de la gama, la ergonomía y la funcionalidad priman por encima de cualquier otra consideración. El diseño del salpicadero se caracteriza por la sencillez y la racionalidad, con un cuadro de instrumentos claro y fácil de leer y una consola central de imponente presencia.

En su completo equipamiento destaca el sistema Blue & Me Nav, que cuenta con funciones de navegación, telefonía bluetooth, mando por voz, MP3, puerto USB, SMS y siete idiomas. Se percibe, además, una evolución positiva en la calidad de los materiales y en el ajuste de ellos. El premio se lo lleva su maletero, que con 400 litros se convierte en el más amplio de su segmento.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky