Empresas y finanzas

El presidente de Ebro Puleva no teme que le despidan y elimina su blindaje

Antonio Hernández Callejas, presidente de Ebro Puleva. Foto: Archivo

EBRO FOODS

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El presidente de Ebro Puleva ha dado ejemplo de cómo gestionar una compañía ajustándose a las normas de buen gobierno. Según consta en las últimas memorias de la empresa, Antonio Hernández Callejas ha comunicado al Consejo de Administración su "completa e irrevocable renuncia al blindaje establecido en su contrato, consistente en una indemnización neta equivalente a dos anualidades brutas" en caso de despido.

Y no ha sido el único. El director general de la compañía, Jaime Carbó, el secretario general, Miguel Ángel Pérez, y el consejero delegado de la división azucarera, Eugenio Ruiz-Gálvez, han dado el mismo paso y han renunciado también a sus blindajes. En estos casos, la empresa ha acordado, sin embargo, indemnizarles en caso de cese de acuerdo a lo que está previsto en el Estatuto de los Trabajadores.

El paso dado por Ebro Puleva <:EVA.MC:> tiene una especial relevancia porque en España las empresas cotizadas no tienen la obligación de eliminar el blindaje de sus directivos. Aunque eso sí, el presidente de la CNMV, Manuel Conthe, aconseja a las compañías que lo hagan en su código de Buen Gobierno.

Retribución

Ebro, que ha tenido que afrontar un expediente de regulación de empleo para ajustar su producción azucarera de acuerdo con la nueva normativa europea, ha reducido asimismo la remuneración de su consejo de administración en 2006. Los estatutos de la sociedad establecían hasta ahora, que si se cumplían una serie de condiciones, los consejeros se repartirían el 2,5 por ciento del beneficio de la compañía. El pasado 28 de febrero, el máximo órgano ejecutivo decidió, sin embargo, reducir esa participación justo a la mitad, hasta el 1,25 por ciento.

No obstante, como los resultados del grupo han crecido, también lo han hecho las ganancias de los administradores. La cantidad que les corresponde por los estatutos ha pasado de 1,3 a 2 millones de euros. Aún así, los consejeros del gigante alimentario, que ganaron en total 8,43 millones de euros en 2005, obtuvieron el año pasado una retribución mucho menor: 6,1 millones, lo que supone casi un 28 por ciento menos.

Ebro, que es propietaria de marcas como Azucarera, las leches Puleva y El Castillo y los arroces La Cigala, La Fallera y Nomen, no quiere, sin embargo, que sus directivos y consejeros ejecutivos estén descontentos y ha aprobado un programa de incentivos. Si en 2009 se logran alcanzar los objetivos previsto, cerca de cien personas, incluyendo a a la alta dirección, recibirán un bonus en metálico. No se trata sólo de ajustarse al buen gobierno, sino también de motivar.

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