Empresas y finanzas

Dime cómo te llamas... y te diré en qué inviertes: historia de los fondos de autor

Los fondos con nombres originales llaman más la tención. Ilustración: Javier Olivares
"¡Hola Fondo Norte! ¡Hola Fondo Sur!"... Ésta bien podría ser la clásica cantinela entre los espectadores de una competición o la bienvenida a dos fondos de inversión, bautizados con estos nombres. Y es que en los últimos tiempos la industria de fondos ha madurado mucho, tanto por dentro como por fuera.

En sus entrañas, con estructuras más sofisticadas que amplían el abanico de activos en los que invertir; y en su físico, con denominaciones originales, que llaman más la atención del inversor.

Okavango, Velociraptor o Kilimanjaro son algunos de los ejemplos de fondos que dejan una huella mayor a simple vista, que los que prefieren ir al grano y en su denominación ya dan las señas de identidad de sus características. Enrique Borrajeros, socio director de Abante, explica que, por lo general, los productos con nombres llamativos responden a "fondos de autor"; es decir, con un estilo muy propio unido, generalmente, a la mano de un determinado gestor.

Un río africano

Por ejemplo, tras el Okavango Delta se esconde el estilo personal de José Ramón Iturriaga. En definitiva, Okavango es un río africano, que nace en Angola y que, tras un recorrido de casi 1.000 kilómetros, penetra en una cuenca interior, ya en Botswana, donde forma un oasis conocido en todo mundo como el Delta del Okavango.

Con esta contextualización, Iturriaga explica que "Okavango se parece a los mercados financieros en su equilibrio inestable. Todo lo que lo conforma vive en un delicado ten con ten pero funciona y evoluciona todos los días". Como su gestión, "en ecología, esta situación se conoce como equilibrio dinámico y las leyes del azar hacen que no se pueda predecir el próximo movimiento; pero frente a las amenazas sigue adelante encadenando, sucesivamente, nuevas situaciones de equilibrio", explica Iturriaga.

Otro de los fondos más destacados por su denominación -y también por sus buenos resultados- es el Fonditel Velociraptor. ¿Qué quiere transmitir? Éste es el nombre del dinosaurio más depredador de los que existieron.

Aunque relativamente pequeños, de unos noventa kilos, y el tamaño de un leopardo, los velociraptores eran rápidos, inteligentes, valientes y capaces de atacar. El velociraptor más famoso es el que apareció en la novela Parque Jurásico, de Michael Crichton. Toda una declaración de intenciones de este fondo de la gestora de Telefónica <:TEF.MC:>.

La fábrica de los nombres

¿Cómo elige una gestora el nombre del fondo? Aunque cada vez es más complicado, debido a la cantidad de nombre registrados, las gestoras coinciden en que, por lo general, intentan buscar denominaciones genéricas, que hagan referencia exacta a su filosofía de inversión. Más aburridos pero más directos.

Como anécdota, Javier Mazarredo, director de Negocio de Santander Asset Management, cuenta que en varias ocasiones, y sólo cuando en la reunión no se ha llegado a un acuerdo, los directivos de su gestora se cruzan correos electrónicos dando alternativas. Es decir una lluvia de ideas o brainstorming.

No obstante, esta gestora puede presumir de haber creado marca con su gama de productos Súper, que va más allá de los fondos de inversión -garantizados Supersatisfacción, fondos Superselección o la Supercuenta-. Además, acaba de lanzar su Santander 150 Aniversario, un garantizado conmemorativo de su onomástica que ha preferido utilizar una estructura sencilla, poco expuesta a altibajos y a grandes rentabilidades.

Desde enología hasta literatura

Ésta no es una práctica nueva. Bankinter <:BKT.MC:> también quiso celebrar su cuarenta aniversario con el BK Gran Reserva, otro garantizado. Según Domingo Peña, director comercial de Fondos de Bankinter, este producto funcionó muy bien y se llegaron a sacar cuatro o cinco versiones de este Gran Reserva.

Esta gestora también puede presumir de tener uno de los fondos de referencia, tanto por nombre como por rentabilidad. Se trata de Kilimanjaro, en alusión a la montaña más alta de África. "Lo que queríamos transmitir es que se trata de un fondo que despunta", indica Peña. Una denominación que le ha dado buena suerte, con lo que en breve repetirán el nombre de otra montaña para bautizar un nuevo fondo.

Pero no son éstos los únicos fondos peculiares. La lista se amplía a la literatura con Clarín, el granadino Alhambra, el apetecible Apple Fund o al equipo de los sueños, Dream Team, que hace referencia al sobrenombre del equipo de baloncesto estadounidense que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona.

Fondos de 'autor'

Fuente: elEconomista

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