Fundado hace 75 años y ubicado en Central Park, Tavern on the Green vio desfilar turistas y celebridades que se deleitaron con su lujosa decoración de espejos, candelabros y candiles de cristal. Mañana viernes 31 de diciembre abrirá sus puertas por última vez para luego subastar su inconfundible mobiliario entre el 13 y el 15 de enero. ¿Pujaría por un piano en el que tocó John Lennon, un asiduo del lugar, o por alguna fastuosa lámpara del siglo XIX?
El edificio, en su origen un aprisco para unos 200 corderos que pacían en Central Park, había sido transformado en restaurante en 1934.
La taberna fue adquirida en la década de los setenta por Warner LeRoy, hijo del productor de la famosa película El mago de Oz y millonario extravagante que gastó 10 millones de dólares para transformar el lugar en un palacio inundado de oro y cristal.
Hoy, en medio de un frío glacial, un centenar de personas hacían fila para entrar por última vez en el establecimiento de la calle 67. Familias enteras con niños y abuelos, turistas de todas la nacionalidades o simples neoyorquinos recorrían sus pasillos y salas y se extasiaban frente a las fotografías y decoraciones del "salón de cristal" de este restaurante de 2.700 metros cuadrados
"Tenemos 830 reservas para hoy al mediodía y unas 1.300 para esta noche", precisó Carly Martínez, una de los 550 empleados del establecimiento. Y para la noche de Año Nuevo todo está completo, a 126 dólares por persona, sin incluir bebidas, servicio e impuestos.
Crisis y gastos insostenibles
Pese al éxito constante del lugar, donde se desarrollan también conferencias de prensa y veladas VIP, Tavern on the Green está en quiebra.
La directora general, Jennifer Oz LeRoy, hija de Warner LeRoy, decidió recientemente solicitar una prórroga para este restaurante inundado de deudas y al que la ciudad de Nueva York no renovó el contrato de arrendamiento, que vence el 1 de enero.
"Que un restaurante esté lleno que quiere decir que no esté endeudado", declaró el director de operaciones Michael Desiderio. "La crisis está ahí, e incluso con ingresos de 39 millones de dólares al año no logramos sostenerlo debido a los costes de mantenimiento de este edificio y de su decoración", subrayó.
