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Parece que después de varios meses de quinielas, apostando por unas y otras fusiones, se aclara definitivamente el panorama. Todo hace indicar que Prisa sellará su matrimonio con Telecinco, mientras que Antena 3, por su lado, se comprometerá con La Sexta.
De estas uniones emergerán los dos grupos de televisión más grandes vistos nunca por este país. Dos verdaderos pesos pesados para hacer frente a una de las batallas más duras vividas dentro del sector: la Televisión Digital Terrestre y la fragmentación de las audiencias.
Los dos grandes grupos del mañana tendrán que tirar del carro en un mundo donde atraer la atención del espectador entre tanta oferta de canales será la obsesión de sus dirigentes. Sólo así se podrá, además, atraer la publicidad. Pero, de momento lo que si está claro es que de salir adelante las uniones, ambos grupos aglutinarían la mitad del mercado publicitario de la televisión en España.
Dudas con La Sexta y Antena 3
Sin embargo, lo que no está tan claro para algunos analistas son las sinergías que se podrían producir tras estas operaciones, dado que cada canal tiene su propia estructura con una organización de costes determinada y una audiencia bien definida.
Así, según un informe de Ibersecurities, en el caso de Antena 3 y La Sexta la fusión realmente no aportaría excesivas ventajas, pues, aunque se gana en audiencia (juntas sumarían ahora mismo alrededor del 22% del share), algo capital para colocar publicidad, "hay que tener en cuenta que el grupo gestionaría ocho canales y actualmente no pensamos que haya audiencia ni publicidad para un mercado con tanta oferta".
Además, en esta operación no entraría el canal de TDT de pago Gol TV, emitido por La Sexta por uno de sus canales pero propiedad de la productora catalana Mediapro, lo que reduciría realmente el atractivo de la operación. Por otro lado, en el caso de Telecinco y Cuatro, juntas sumarían poco más de un 25% de cuota de pantalla, aunque, igual que en el caso de La Sexta, el canal de televisión en abierto del grupo presidido por Ignacio Polanco también tiene pérdidas, las cuales, a finales del tercer trimestre de 2009, alcanzaban los 31 millones de euros.
Con todo, el cierre de estas operaciones pone punto final a uno de los capítulos más enrevesados del último año, en el que la transformación del sector ha marcado la pauta de los acontecimientos.
De hecho, las posibles fusiones son el resultado de un profundo proceso de transformación que tiene sus raíces en la aprobación de la ley de medidas urgentes en materia de telecomunicaciones, la cual hizo desaparecer en febrero de 2009 una norma que impedía a una cadena de televisión tener más del 5% de otra operadora.
Quién es quién
Fuente: elEconomista
La llegada de la TDT
La inminente llegada de la Televisión Digital Terrestre con su correspondiente aumento en el número de canales, sumado a la desinversión publicitaria por la crisis, generaba un negro panorama donde los ingresos publicitarios no eran suficientes para mantener a todas las cadenas.
El objetivo de la ley era permitir la concentración para que así disminuyese el número de empresas dependientes de la publicidad y, favorecer, además, las sinergías que de estas operaciones se pudieran derivar. Sobre todo el ahorro de costes y el aumento de la cuota de pantalla, dando más facilidades para participar en un mercado publicitario menguante.
A partir de ese momento comenzaron las especulaciones sobre las posibles fusiones. Las quinielas copaban las páginas de muchos diarios y en Internet todo el mundo opinaba sobre las posibilidades de unión entre uno y otro canal. Ahora todo hace indicar que el Grupo Antena 3 se fusionará con La Sexta y que Telecinco hará lo propio con Prisa, pero ya antes hubo otra intentona que de haber fructificado habría dado como resultado un cuadro diferente al que parece que se bosqueja en la actualidad.
Inicio de la cuenta atrás
Los contactos entre los canales, después de ser aprobada dicha ley, fueron inmediatos. Según fuentes, menos Antena 3 y Cuatro, los encuentros entre unos y otros no dejaron de repetirse. Había mucha expectación y los primeros en dar un paso cuasi definitivo para tratar de acercar sus posturas oficialmente fueron La Sexta y Cuatro. A principios de junio mandaron un comunicado en el que informaban de que ambas compañías se daban un mes para tratar de cerrar una fusión entre el grupo Imagina, máximo accionista del canal televisivo que preside Emilio Aragón, y Sogecable, la sociedad del grupo Prisa en la que se encuadra Cuatro.
En principio, las líneas editoriales de ambas compañías eran las más afines, lo que, enterrada el hacha de la guerra del fútbol, hacia presagiar que un acuerdo entre ambas no debería ser excesivamente complicado de alcanzar. Pero no fue así.
Pasados los 30 días iniciales, no había entendimiento entre los altos directivos de las empresas, Juan Luis Cebrián de Prisa y José Miguel Contreras de La Sexta. A partir de ese momento, y haciendo gala de un interés real por asociarse, el periodo inicial se extendió por un mes más. El principal escollo: las valoraciones que cada una de las compañías hacía de la otra y, por ende, el peso final de cada una de las partes tras la fusión.
Por aquel entonces ya se habían producido contactos entre Antena 3 y La Sexta, los cuales se habían paralizado como consecuencia de este intento de fusión, que según fuentes estaba bendecido por mismo presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. El Ejecutivo confiaba en que las dos televisiones que eran afines se uniesen, dando como resultado un grupo mediático de gran calado entre la sociedad española.
Llegaron los problemas
Pero todo se complicó aún más tras la interrupción de las conversaciones entre Prisa e Imagina, pues el proyecto de lanzar la TDT de pago para que las televisiones tuvieran una vía alternativa de ingresos cobró más fuerza que nunca. El Gobierno, a la espera de que sus dos grupos afines unieran fuerzas, había dejado congelado el proyecto, pero una vez roto el conato de fusión se aprobó por la vía de urgencia en un consejo de ministros extraordinario celebrado en el mes de agosto.
La situación irritó a Prisa, concentrada en vender parte de algunas de sus sociedades para hacer frente al vencimiento de una deuda de más de 1.900 millones de euros, el cual llegará a finales de marzo. Prisa sabía que si la TDT de pago salía adelante Mediapro lanzaría de inmediato su canal Gol TV, con lo que la competencia a su plataforma Digital Plus podría resultar en una caída en el número de abonados. El problema aquí no sería para tanto si no fuera porque entre los planes de Prisa para pagar la deuda se contaba con la posibilidad de vender la plataforma de canales por satélite.
Con el número de abonados cayendo, paralelamente también descendía el precio que estaba en disposición de pedir por ella. Y es aquí donde, según fuentes, radica una de las mayores diferencias entre las fusiones que se atisban, pues Antena 3 y La Sexta se alían "por amor, mientras que el matrimonio entre Telecinco y Prisa es por conveniencia".
No obstante, rotas las negociaciones se intensificaron de nuevo los contactos entre Antena 3 y La Sexta. Unos encuentros que según fuentes consultadas por este periódico se habrían intensificado en los últimos meses y que han desembocado en un proceso de fusión que todo hace indicar que ya estaría perfectamente encarrilado. De hecho, según se recoge en la ley que permite la concentración, ambas no superan en conjunto una cuota de audiencia del 27%, límite establecido para el consentimiento legal de la operación.
Así, fue precisamente esta cláusula la que desde un principio descartó la alianza entre Telecinco y Antena 3, pues juntas superaban con creces este tope. Pese a todo, la ley también recogía, en aras de garantizar la pluralidad y diversidad de opiniones, que como mínimo en España no podría haber nunca menos de tres grupos mediáticos independientes unos de otros.
La publicidad en TVE
Para tratar de calmar los ánimos de las televisiones privadas, soliviantadas por el efecto de TVE dentro del mercado publicitario, el Gobierno también inició a mediados de año una modificación con la nueva Ley de Financiación de RTVE, y que retiraba los espacios publicitarios de los canales estatales.
El objetivo que perseguía el Ejecutivo, además de tener contentas a las televisiones era, precisamente, que todo ese dinero que iba a parar al ente se distribuyese ahora entre otros soportes, muy perjudicados también por la crisis del mercado publicitario. Pero, sobre todo, los principales beneficiarios de esta medida iba a ser, de nuevo, las operadoras privadas.
Ahora, con la TDT a la vuelta de la esquina (el 1 de abril se producirá el apagón), parece que las televisiones están en las mejores condiciones para afrontar con éxito un momento sumamente delicado. La batalla estará en aportar los contenidos más exclusivos y por poco dinero. La incertidumbre sobre como se comportarán las operadoras aún es alta, pero lo que sí es seguro es que la unión hace la fuerza.