
El agente inmobiliario sabía que había dado con un filón la semana pasada mientras enseñaba un apartamento de 8,5 millones de libras (9,4 millones de euros) en Belgravia, el centro de Londres, a un cliente que buscaba el piso de soltero ideal. Enfundado en un traje caro hecho a medida y luciendo un reloj suizo, el banquero de 42 años tenía toda la arrogancia de los años del boom.
"El piso estaba inmaculado, pero él quería destriparlo por completo y reformarlo desde cero", explica Charles McDowell, que dirige su propia inmobiliaria. "Dijo que quería gastarse un millón de libras más, con sala de cine incluida. La gente ha vuelto a desparramar dinero".
Las cifras de Knight Frank, inmobiliaria de gama alta, indican que la cantidad de compradores de la City en proporción a los solicitantes ha crecido hasta el 38%, la cifra más alta desde marzo del año pasado. "El efecto de los bonus se está empezando a notar", asegura Liam Bailey, director de búsquedas residenciales de la agencia. El mercado, valorado en 5 millones de libras (5,5 millones de euros) y debilitado hasta ahora, ha cobrado vida".
También ha vuelto a correr champán añejo en Coq d'Argent, junto al Banco de Inglaterra. En el establecimiento favorito de los banqueros de la milla cuadrada durante años, las carteras y los cinturones de su clientela se apretaron cuando golpeó la crisis de los créditos, pero eso ya ha cambiado.
"En los últimos meses estamos viendo más gente dispuesta a gastarse varios miles de libras en el vino con la comida", afirma Sean Gavin, su director general. "Incluso durante la época mala, siguió corriendo champán, pero ahora se beben muchas más botellas añejas que hace unos meses".
Impuesto a la vista
Pero esta situación podría cambiar drásticamente. El Gobierno del Reino Unido ha anunciado un impuesto esta semana una tasa del 50% sobre los bonus de los banqueros que superen 25.000 libras esterlinas. Una medida que se ha extendido a Francia y a Alemania, pero que la UE rechazó aplicar en el conjunto de la zona comunitaria.
Las reacción de los Ejecutivos se debe al malestar causado en la ciudadanía por el elevado coste de los planes de rescate, como consecuencia de la mala gestión. Aparte del enfado popular en aumento, los gobiernos temían el momento de cómo explicar por qué los que han causado la recesión parecen ser los que mejor han salido de ella y qué pretende hacer ante esta situación perversa.
Las medidas adoptadas no han gustado a las cúpulas directivas de los bancos, que han salido en tromba para defender el pago de estos estímulos. Dicen que son necesarios en este momento para captar gestores de prestigio. La polémica ya estaba servida, porque en semanas anteriores el consejo de administración del nacionalizado Royal Bank Scotland (RBS) había amenazado con dimitir en bloque si el Gobierno cancelaba el cobro de primas por valor de 1.600 millones de euros.
Los trucos
Pero hecha la ley, hecha la trampa. Los puestos que quedaron vacantes en el pico de la crisis se están volviendo a cubrir. Con los bonus bajo el escrutinio público, en su lugar están subiendo los sueldos. Morgan Stanley ha incrementado el salario básico en un 50% para directivos medios y se observan medidas similares en Bank of America, Merrill Lynch, UBS y Citigroup. También en el británico Barclays.
Un ex banquero de inversiones que ha abierto su propia empresa en la City asegura que la "caza de brujas" contra los bonus ha tenido efectos negativos. "Los interesados [en incorporarse a su empresa] exigen el doble de sueldo que hace un año, sobre todo por la campaña de odio del gobierno contra las primas". Y en la mayoría de los casos consiguen el dinero extra.
"Creo que los bancos se tragarán el impuesto. No creo que los banqueros vayan a sentir su impacto", declara un destacado ejecutivo de un banco de inversiones estadounidense.
Los accionistas de los bancos también han salido a la palestra para mostrarse en contra del impuesto especial. Temen el impacto inflacionario que pudiera tener el nuevo impuesto en los salarios o las primas, porque afectaría negativamente a los beneficios potenciales de los bancos.
"El impuesto no debería suponer un costo adicional para los accionistas, a su vez contribuyentes, que son los dueños de los bancos bien directamente por la participación del Estado en los mismos o indirectamente a través de las pensiones y otros mecanismos de ahorro", afirma Peter Montagnon, de la Asociación de Aseguradores Británicos.
"Los bancos absorberán una mayor parte de ese impuesto de lo que cree en Tesoro. Los bancos compiten siempre hacia arriba en la remuneración a su personal porque hay necesidad de talentos", explica un experto del sector.
Si eso es lo que ocurre realmente, el Gobierno británico no estará en absoluto contento, ya que confiaba en una drástica reducción de los bonos que se pagan a los banqueros como consecuencia de ese superimpuesto.
Recaudación de 605 millones
El Gobierno había previsto recaudar unos 550 millones de libras (605 millones de euros) con esa tasa especial, ya que consideraba que los bancos reducirían el total de primas pagadas, y que algunos banqueros calculan en hasta 12.000 millones (13.200 millones de euros) en un intento de evitar ese impuesto.
El contraste con la economía en general no puede ser mayor. Hace unas semanas las desalentadoras cifras oficiales dieron al traste con las esperanzas de un final prematuro para la recesión en Gran Bretaña.
Al contrario, confirmaron que la crisis provocada por los banqueros es profunda y muy duradera. La caída del 0,4% del PIB durante el tercer trimestre representó la sexta caída consecutiva y lo convierte en el bajón continuo más largo desde que se empezaron a registrar datos a mediados de los cincuenta.
La economía ha encogido un 6% desde la primavera del año pasado, situando la recesión a la par de la primera crisis de la época Thatcher, a principios de los años ochenta.
Una voz, a favor de los bonus
Mientras los gobiernos y el pueblo clama contra las ganancias de los gestores bancarios, el sector encuentra en el camino a defensores. Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra, señaló recientemente que "la escalada del apoyo al sector bancario es vertiginosa". "En el Reino Unido, en forma de préstamos directos o garantizados de inversión de capitales, no queda lejos del billón (con "b") de libras, casi dos tercios del rendimiento anual de toda la economía" indicó el máximo responsable del regulador.
"Parafraseando a un gran líder en tiempos de guerra, nunca en el ámbito de las finanzas tan pocos han debido tanto dinero a tantos. Y podría añadir que, hasta la fecha, con poca reforma real", indicó.
Mientras exigía más reformas para hacer el sistema bancario más seguro, King debe de estar al tanto de que una de las razones por las que en la City se ha vuelto a ganar dinero es haber sido beneficiaria de las medidas emprendidas por su organización y otras autoridades económicas.
También están ganando dinero de las empresas. La recesión internacional ha obligado a algunas de las mayores compañías del mundo a reestructurar sus finanzas. En todo el mundo, las empresas han movilizado unos 779.000 millones de dólares (700.000 millones de euros) de inversores. Los bancos obtienen cuantiosas comisiones de este negocio.
Con este contexto, el conflicto renovado de los bonus es vergonzante para el ministro de economía Alistair Darling, que el mes pasado firmó un acuerdo con los cinco grandes bancos británicos para restringir los pagos de bonificaciones este año.
Poco después, Lord Myners, ministro del Tesoro, llegó a un acuerdo similar con los bancos de inversión con sede en Londres. El miedo de los ministros es que, si van demasiado lejos, las empresas de la City se irán a Suiza o a otro país, llevándose con ellas una parte de los 70.000 millones de libras con los que se calcula que los servicios financieros contribuyen al fisco cada año. Pero esta semana ha apretado un poco las tuercas con la aplicación de la super tasa.
Bonus "diminutos"
Algunos creen que la reacción contra los bonus de la banca ya ha ido demasiado lejos. El duque de York ha levantado la polémica al afirmar que eran "diminutos" considerando la situación en general.
Lord Griffiths de Fforestfach, vicepresidente de Goldman Sachs International y ex asesor de Margaret Thatcher, asegura no sentirse avergonzado por los bonus de la entidad y que la gente debería aprender a "tolerar las desigualdades" que implican los pagos porque obedecen al bien general de la economía. Será difícil encontrar tolerancia en una población que está pasando apuros con sus finanzas mientras la economía en general sigue en recesión.
La medida de EEUU
Los críticos apuntarán a que en Estados Unidos, un país reacio por instinto a la intervención estatal en los mercados financieros, el Gobierno propone tomar medidas directas para echar el freno a los sueldos hinchados y bonus de las empresas rescatadas.
Los 25 principales directivos de las siete empresas que recibieron la mayor parte de la ayuda estatal verán, de media, sus remuneraciones totales recortadas por la mitad este año. La parte en efectivo de sus salarios se llevará un tajo promedio del 90% y el resto será sustituido por acciones que no podrán venderse durante años.
Algunos miembros de la comunidad financiera británica reconocen la envergadura del problema. La Autoridad de Servicios Financieros que regula la City será el blanco de la abolición por los conservadores si se hacen con el poder el año que viene pero su presidente, Lord Turner, no tiene intención de marcharse sin dejar huella. Los bancos tenían la obligación de acumular capital como protección contra crisis futuras, no malgastar sus "beneficios excepcionales post-crisis" en sueldos y bonus.
Franqueza es lo mínimo que espera una población muy enfadada. En un artículo en Sunday Times, David Cameron promete actuar contra los bancos que canalizan los beneficios en bonus en lugar de más préstamos. "Si eso no ocurre, nos reservamos el derecho a emprender medidas para garantizar que se haga, incluido a través del sistema fiscal", advierte.
La dura oposición que está realizando Cameron es una de las razones que ha motivado al Gobierno británico a mover ficha contra los banqueros, en un momento en que las en- cuestas electorales no le son favorables y con una recesión de la economía como telón de fondo.
Los ministros laboristas esperaban que las noticias favorables les dieran un empujón en las encuestas de opinión. Sin embargo, mientras Japón, Alemania y Francia salían de la recesión en el segundo trimestre, Gran Bretaña aún no ha escapado de la crisis. A Brown se le volverá a recordar su afirmación de que el país estaba mejor situado que otros para capear el temporal financiero.