Los fantásticos datos de empleo conocidos ayer en Estados Unidos propiciaron una inesperada sesión alcista en los parqués. En el caso español, el Ibex superó los 12.000 puntos y se quedó a un paso de los máximos anuales.
Menudo regalo! Nadie, ni los más optimistas, había pronosticado que el mercado laboral de Estados Unidos fuera capaz de obsequiar a los mercados con unos números tan esperanzadores como los que anunció ayer. Pero así fue. A las dos y media de la tarde -hora española-, el Departamento de Trabajo de la mayor economía del mundo ofreció unas cifras ante las que más de uno se pellizcó para terminar de creérselas. No era para menos, ya que la sorpresa fue cuádruple. Primera. En noviembre, EEUU destruyó 11.000 empleos, el mejor dato desde diciembre de 2007 y muy por debajo de los 125.000 previstos. Segunda. En octubre, la pérdida de puestos de trabajo fue de 111.000, inferior a los 190.000 anunciados hace un mes. Tercera. Lo mismo ocurrió con los datos de septiembre, revisados desde los 219.000 hasta los 139.000 empleos. Y cuarta, que la tasa de paro mejoró en noviembre desde el 10,2 por ciento hasta el 10 por ciento.
Estos datos, por inesperados y por figurar entre los que más echaban en falta los inversores, que demandaban un síntoma de mejoría convincente por parte del empleo norteamericano, causaron un auténtico revuelo en los mercados financieros. Modificaron por completo una sesión que, en el caso de la renta variable, estaba condenada a los números rojos, que dieron paso a unas notables ganancias.
Para el Ibex 35, que por la mañana llegó a caer un 0,6 por ciento, ese vuelco le permitió superar la barrera de los 12.000 puntos por segunda vez en 2009. Cerró en los 12.032,2 puntos, gracias a un avance del 1,07 por ciento. Además, en su marcador vuelve a lucir una subida superior al 30 por ciento en 2009. Sus grandes aliados fueron Santander y Telefónica, que despidieron la semana en los niveles más altos del año.
El avance también superó el 1 por ciento en los principales indicadores europeos. Destacó el francés Cac 40 con una subida del 1,2 por ciento. Wall Street, beneficiado en primera persona por los datos de empleo, respondía con moderación. A cierre de sesión, el Dow Jones sumaba un 0,21 por ciento, hasta los 10.388 puntos.
Adelantando los plazos
Pero los datos de empleo forman parte del elenco de estadísticas que es capaz de modificar la situación de otros activos. Y más cuando las cifras son tan sorprendentes. De ahí la virulenta reacción vista en las divisas, las materias primas y la deuda pública.
Especial atención merece la subida del dólar. Hasta la fecha, la moneda norteamericana ha servido como el comodín para la inversión especulativa. Aprovechando los bajos tipos de interés vigentes en EEUU, situados entre el 0 y el 0,25 por ciento desde hace un año, los inversores conseguían dinero barato que después invertían con el objetivo de obtener rendimientos más golosos. Esta estrategia, conocida como carry trade, ha impulsado las bolsas y ha penalizado al dólar en los últimos meses. Hasta ayer, jornada en la que los datos de empleo modificaron las sensaciones. Los parqués subieron, pero también lo hizo el dólar: se apreció un 1,3 por ciento contra el euro, su mayor avance desde junio, hasta los 1,485 dólares. Semejante acelerón responde a que, si en diciembre y enero se confirma la mejoría laboral, la Reserva Federal (Fed) podría adelantar los plazos previstos para la retirada de los estímulos monetarios en EEUU.
En paralelo, la recuperación del dólar se tradujo en un fuerte descenso del oro. Cedió un 4,6 por ciento, su mayor retroceso desde enero, hasta los 1.160 dólares. Las ventas también tomaron la deuda pública, con el consiguiente repunte de los rendimientos, que sube cuando el precio de los títulos baja. Así, la rentabilidad de los bonos estadounidenses a 10 años pasó del 3,38 al 3,47 por ciento. El que sí acompañó a la bolsa en su ascensión fue el crudo, que se revalorizó un 0,5 por ciento, hasta los 78,8 dólares.