
La Xunta de Galicia ya tiene listo el menú de Navidad para las entidades gallegas y es plato único: lentejas. Alberto Núñez Feijóo ya se ha puesto a cocinar un acuerdo para que Caixa Galicia y Caixanova se fusionen y, a la vez, ha advertido de que vetará cualquier intento de integración con entidades de otra región.
Feijóo no está dispuesto a que se le indigeste una operación que puede dar al traste con su futuro político inmediato y ayer quiso dejar muy clara su intención de que proseguirá con su intento de conseguir una "unión por fusión" entre las dos entidades gallegas.
Para cargarse de razones, el presidente de la Xunta acaba de encargar sendas auditorías sobre la situación de las entidades "para certificar la solvencia económica y financiera" de la operación, que en opinión de Feijóo es la vía que cumple todos los requisitos de mantenimiento de la "galleguidad" y "solvencia".
Fusión "equilibrada, igualitaria y paritaria"
La apuesta del ejecutivo regional parece inalterable: busca una fusión "equilibrada, igualitaria y paritaria" entre ambas cajas, así como "responsable", condición que, subrayó, quedará preservada "garantizando la solvencia a través de las auditorías externas", según explicó el propio Feijóo tras reunirse con los sindicatos, empresarios y la oposición.
La propia Consellería de Facenda fue la encargada de transmitir a las entidades la elaboración de las auditorías que, según explicó el propio Feijóo, explicaron "su acuerdo" con este proceso que, por otra parte, es "inexclusable".
Con todo, el presidente gallego se mostró convencido de que la "integración conjunta" de ambas entidades a través de una fusión es un proyecto "viable" desde una perspectiva "técnica, económica y financiera".
Por ello, apuntó que debe ser "un objetivo común y compartido" de las partes implicadas, a las que demandó "voluntad de acuerdo e identificación", pese a que el consejo de administración de Caixanova ratificó la semana pasada su rechazo a una fusión con Caixa Galicia, para la cual ésta es la opción prioritaria.
"Blindaje"
En todo caso, Núñez Feijóo defendió con firmeza la fusión sin ocultar que aspira a "blindar" una alternativa que, a su juicio, supone "los mejores niveles de solvencia a medio y largo plazo" para las cajas. Ésta es también la apuesta del BNG y de los sindicatos que, recordó, la apoyan porque crea "los menores niveles de incertidumbre" entre los trabajadores.
"No habría que recurrir a despidos, sería suficiente con jubilaciones anticipadas pactadas", argumentó Feijóo y añadió que también los empresarios están a favor de la fusión porque es la alternativa "más duradera dentro del marco de temporalidad del mapa financiero español". "Y sólo responde a un interés: Galicia", apostilló.
La amenaza del veto
En este contexto, recordó que la Xunta tiene la tutela financiera de Caixa Galicia y Caixanova y avanzó que ejercerá su derecho al veto de cualquier fusión o sistema de protección institucional (SIP) con entidades foráneas por el mandato parlamentario que le obliga a garantizar la galleguidad de las cajas de ahorro gallegas, es decir que sus centros de decisión permanezcan en Galicia.
Precisamente, Alberto Núñez Feijóo subrayó que, en el proceso de elaboración de su propuesta, el Gobierno gallego desestimó fusiones con cajas de fuera de la comunidad porque no garantizarían el principio de "galleguidad" que, junto a la "solvencia", suponen los dos pilares en los que sustenta su decisión y que fueron respaldados de forma unánime por los tres grupos parlamentarios.
Según explicó, la Xunta desestimó también un SIP con entidades foráneas, al considerar que mermaría "sustancialmente" su necesidad de "autonomía".