
Cisma en la industria alimentaria española. Las grandes empresas se han rebelado frente a las pymes y exigen mayor poder y representación en la patronal, la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab). En los últimos meses numerosas empresas -Nestlé, Bimbo, Panrico, Unilever y Heinz, entre otras- están abandonando las asociaciones sectoriales presentes en la Federación, reclamando una voz propia en la misma.
El problema de Fiab es que, aunque defiende los intereses de más de 8.000 compañías, no está integrada directamente por ellas, sino por 50 organizaciones sectoriales. Y eso, según las multinacionales, ralentiza la toma de decisiones.
Juan Camín, director general adjunto del grupo Nestlé, explica que "el objetivo es modificar la estructura organizativa de Fiab para ser más ágiles". En su opinión, "es muy difícil de gestionar desde una patronal un sector tan atomizado, por lo que, tras un proceso de auditoría interna, nos hemos puesto a trabajar para crear la Fiab del siglo XXI".
Las grandes empresas están especialmente preocupadas por el crecimiento de la marca blanca, las importaciones paralelas de productos sin autorización, la ley de Seguridad Alimentaria, que dificulta la publicidad de muchos productos y los plazos de pago de la distribución.
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