Empresas y finanzas

Los molinos tecnológicos son gigantes una década después

Desde 1999 el sector se ha reinventado y ha pasado de ser una mera ilusión a tener sólidos fundamentos, un motivo por el que los fondos que invierten en él ganan adeptos.

Parece que fue ayer, pensarán algunos; pero lo cierto es que ya han pasado diez años desde que se dieran los primeros indicios de que algo estaba pasando con las puntocom. Fue en 1999 cuando el mercado de acciones tecnológicas norteamericano, Nasdaq, cerró con una subida del 101,95 por ciento (tres meses más tarde tocaría máximos en 4.704,73 puntos). Todo el mundo quería empresas tecnológicas. Eran el futuro, decían, pero el problema es que ellas aún no estaban preparadas para asumirlo. Los inversores de entonces se convirtieron en ingeniosos hidalgos y al igual que la figura literaria de Cervantes, vieron gigantes donde sólo había molinos. Bastaba contemplar el PER (número de veces en que el beneficio está contenido en el precio de la acción) para atisbar que algo olía a burbuja. Sólo algunos ejemplos: Research In Motion, la fabricante de BlackBerry, cotizaba a 1.568 veces su beneficio en 1999, en una época en la que el mundo ni imaginaba BlackBerry. Ya era todo un logro tener un teléfono móvil que no fuera tan grande como un ladrillo. No importaba que no tuviera caja (ahora tiene más de 1.600 millones listos para invertir). Tampoco importaba que compañías como Fujitsu tuvieran una deuda de 13.000 millones de euros. Los inversores compraban sus acciones con un PER de 103 veces.

Había hambre de tecnología. Tanta que incluso en el mercado español, donde en aquellos tiempos Internet era todo un lujo que muy pocos podían permitirse, la salida a bolsa de Terra causó un auténtico furor. Sus títulos salieron a un precio de 11,81 euros y se adjudicaron por selección alfabética por la elevada demanda. En apenas tres meses tocaban máximos de 140 euros, un 1.000 por ciento más. De este debut tecnológico se cumplen, el 17 de noviembre, diez años. Un periodo en el que se ha pasado del estallido de la burbuja puntocom (el Nasdaq cerró los años 2000, 2001 y 2002 con retrocesos superiores al 30 por ciento) a la crisis de las subprime.

La opción defensiva

Volvió la aversión al riesgo y volvió también la predilección por los valores defensivos, sobre todo en un momento como el actual en el que todos apuntan a una corrección y en el que los valores cíclicos, los más ligados al curso de la economía y los que más han rebotado desde que los mercados marcaran mínimos anuales en marzo, parecen agotar potencial. Hay que ponerse a cubierto y todos los expertos coinciden: las acciones de empresas tecnológicas son la mejor opción.

Y es que esta industria ha sufrido una auténtica transformación en todo este tiempo. "Hace diez años este tipo de compañías eran de crecimiento y tenían un PER muy elevado porque se esperaba demasiado de ellas. Se pagaba mucho por unos beneficios que no eran para tanto, ahora se han convertido en compañías de valor, se han estabilizado y tienen PER bajos", afirma Celine Giffard, analista de Self Bank.

Además, están llamadas a coger el relevo del rally que han experimentado los bancos debido al componente defensivo que presentan y también gracias a que el tecnológico es uno de los sectores que está llamado a protagonizar la oleada de fusiones y adquisiciones que se prevé que se produzca, ya que no tienen mucha deuda y sí mucha caja gracias a que "la burbuja de crédito no les ha afectado demasiado porque en estos diez años han reducido mucho su endeudamiento", asegura Daniel Aymerich, analista de Inversis.

Por ejemplo, sólo entre las tres mayores tecnológicas por capitalización bursátil, Apple, Google y Microsoft amasan una caja por valor de 70.000 millones de dólares (47.000 millones de euros aproximadamente). Es decir, lo que vale BBVA en bolsa. Además, las tres han presentado resultados trimestrales que han superado las expectativas de los analistas y para todas se espera un incremento de beneficios en 2010.

El sector más rentable

Por todo ello, no son pocos los expertos en gestión que empiezan a recomendar los fondos tecnológicos como una alternativa segura de inversión, sobre todo si termina por cumplirse esa corrección de la que todo el mundo habla, pero que no acaba de llegar. De momento, los fondos que invierten en este sector ya ganan de media un 37 por ciento en 2009 y algunos incluso superan el 50 por ciento en tan sólo diez meses, duplicando así la rentabilidad del Ibex 35. Y eso que el rebote desde mínimos no ha sido tan exagerado como el experimentado por otros sectores (el DJ Tech ha subido desde entonces un 38,8 por ciento, frente al 149 por ciento que ha rebotado el DJ Banks).

Sin embargo, al igual que muchas acciones, los productos que invierten en acciones tecnológicas no han conseguido aún superar la burbuja de las puntocom. De hecho, ninguno de los fondos que cuentan con al menos diez años de historia consigue rentabilidades positivas a largo plazo. Eso sí, todos ellos amasaron grandes fortunas antes de que estallara la burbuja. Entre ellos, algunos españoles como Bankpyme Comunicaciones o BBVA Bolsa Tecnología y Comunicaciones, anteriormente conocido como Argentaria Telecomunicaciones, el producto que todo el mundo quería tener en cartera en el año 2000. No en vano, sólo en 1999 obtuvo un 120 por ciento. La mala noticia es que a diez años pierde un 7,88 por ciento anual.

Aun así, si es usted uno de esos inversores que entraron en el mercado tecnológico hace ahora diez años, la recomendación de los expertos es clara: no salga ahora. "Si ha aguantado todo este tiempo no tiene sentido que lo venda, ya que en EEUU es el sector que mejor lo está haciendo", asegura Aymerich.

Si, por el contrario, es usted un inversor que nunca ha entrado en este mercado por miedo a que la historia se repitiera, el consejo es igual de claro: es momento de destinar una pequeña parte de la cartera a este tipo de compañías, máxime si ya invierte en algún fondo de inversión, ya que los traspasos están exentos de tributación.

Para beneficiarse, por tanto, de la supuesta revalorización de este tipo de valores existen dos opciones: comparar participaciones en fondos específicamente tecnológicos o, según apuntan algunos gestores, comprar fondos de renta variable americana con un fuerte posicionamiento en el sector de las tecnologías.

"Aunque por valoración, vemos mejor el mercado europeo que el norteamericano, se pueden encontrar más oportunidades en EEUU porque en este sector el mercado pesa más", asegura Giffard. Quizá por ello, desde Inversis recomiendan fondos como Janus US Twenty para aquellos inversores medioplacistas, ya que aunque este fondo pertenezca a la categoría de renta variable americana, invierte más del 35 por ciento de la cartera en títulos de compañías tecnológicas. Una estrategia que le permite ganar un 25,93 por ciento en 2009, según datos de Morningstar.

Mucho más se anota Royce US Small Caps Opportunities, que invierte un 31 por ciento de su cartera en acciones de pequeñas compañías tecnológicas como Bottomline Technologies o Standard Microsistems. Gana un 42,20 por ciento en 2009. "La gente sigue comprando tecnología y hay muchas que tienen muy buenos productos y que han obtenido buenos beneficios, no sólo por la vía de reducción de costes sino también por el aumento de ingresos", asegura William Hench, gestor del fondo, uno de los más rentables de su categoría. De hecho, la mayoría de los fondos de bolsa norteamericana más rentables del año destina buena parte de su cartera a títulos tecnológicos o a compañías especializadas en sistemas de software o hardware.

Sólo tecnológicas

En el caso de que prefiera un fondo exclusivamente centrado en este mercado, ha de saber que la oferta en España es muy variada. En la actualidad se comercializan 160 productos de este tipo. Todos ellos están en positivo en 2009.

Si se analiza sólo los más rentables se ve cómo la mayoría tienen un único punto en común: destinan más del 80 por ciento de su cartera a compañías cotizadas en el mercado estadounidense. Es el caso, por ejemplo de DWS Intenet Atkien, que, con más de un 96 por ciento de su cartera en títulos norteamericanos, gana en el año un 58,33 por ciento; o de MFS Meridian Technology Fund, que se anota un 56,43 por ciento invirtiendo el 80,12 por ciento de su cartera en EEUU. Además, algunos de estos fondos ofrecen un extra. Ofrecen la posibilidad de invertir en una clase en dólares, lo que les permitiría beneficiarse de la teórica apreciación del billete verde.

No obstante, EEUU no tiene el monopolio del mercado tecnológico. Hay competencia y, como suele pasar, viene de Asia. Tanto es así que el viernes debutó Chinext, un mercado similar al Nasdaq donde cotizarán 28 compañías tecnológicas chinas. En su primera sesión algunas subieron un 200 por ciento,

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