MADRID (Reuters) - El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, está siendo criticado por algunos de sus aliados, que le acusan de tener una respuesta fortuita a la crisis económica y de rodearse de subordinados serviles.
Carlos Solchaga, ex ministro de Economía en el Gobierno de Felipe González, ha sido uno de los últimos en criticar al actual jefe del Ejecutivo.
"El error de Zapatero es concentrar la actuación política en su persona, minusvalorando de manera implícita el papel del Gobierno y de la Administración", declaró Solchaga en una entrevista en la edición española de la revista Vanity Fair.
Mientras la oposición pierde credibilidad por un escándalo de corrupción, algunas de las críticas más dañinas a Zapatero proceden de la izquierda, incluido el diario El País, enemistado con el Gobierno tras una disputa por la televisión digital terrestre de pago y los derechos del fútbol.
Solchaga expresó su compasión por Pedro Solbes, que abandonó su cargo de ministro de Economía en abril por desacuerdos sobre los planes de gasto mientras el Gobierno lidia con la peor recesión en décadas.
"Cuando había una confrontación sobre decisiones de política económica entre el presidente y el ministro de Hacienda, siempre prevalecían las de Zapatero", agregó Solchaga, indicando que él se habría marchado mucho antes que Solbes.
En mayo, el ex presidente Felipe González también expresó en público el recelo entre la vieja guardia del Partido Socialista sobre si a Zapatero le viene grande el cargo, al decir: "El Gobierno podría hacer más contra la crisis".
Los críticos al Gobierno están desalentados por lo que consideran el hábito de Zapatero de improvisar en política. Un ejemplo perfecto se produjo en las semanas previas a la presentación de los presupuestos generales de 2010, cuando el Gobierno dijo que incrementaría los ingresos fiscales, para después abandonar la idea.
Aunque existe consenso en la izquierda a favor de la política gubernamental, que incluye un programa masivo de obras públicas que impulsará el déficit fiscal este año a cerca del 10 por ciento del PIB, existe preocupación porque se están adoptando pocas medidas para preparar al país para el día en que se retiren los estímulos.
¿UNA BUENA CRISIS?
Solchaga sugirió que el Gobierno debería recortar los beneficios del desempleo y criticó su estrecha relación con los sindicatos, basada en la promesa de Zapatero de ignorar los llamamientos de los empresarios a modificar el mercado laboral, que consideran caro el precio a pagar por contratar y despedir trabajadores.
Este verano, en privado, uno de los ex altos cargos de Zapatero comentaba con sarcasmo la capacidad del presidente para abordar los cambios necesarios en España para sacar adelante una economía que durante mucho tiempo ha sido dependiente del insostenible boom inmobiliario.
"Ese chico no tiene ni idea", dijo el ex colaborador.
Aún así, pese al revuelo en las filas socialistas, el presidente, de 49 años, probablemente considera que ha sobrellevado bien la crisis.
Las encuestas de opinión muestran que los socialistas están a unos pocos puntos porcentuales del Partido Popular, pese a una contracción económica que reducirá el PIB un 4 por ciento este año y el hecho de que el desempleo se ha duplicado frente a la situación previa a la crisis a niveles del 18 por ciento.
La relativa cercanía en las encuestas, que da al Gobierno un amplio margen para reagruparse antes de las elecciones, que no están previstas hasta 2012, se debe en parte al prolongado escándalo que ha salpicado al PP, el 'caso Gürtel', en el que algunos altos cargos populares recibieron presuntamente regalos de la trama a cambio de contratos.
El profesor de Historia Charles Powell, de la Universidad San Pablo CEU, cree que Zapatero tiene muchas opciones de ganar las próximas elecciones.
"Mi apuesta aún es por ellos, en realidad, más que por el Partido Popular", dijo Powell.
De momento, Zapatero continúa con una agenda de liberalización en el terreno social, como la reforma de la ley del aborto, que podría gustar a los votantes de izquierdas irritados por la economía marchita.
"Creo que la gente piensa que es un presidente bastante inútil pero un candidato bastante bueno, curiosamente", dijo Powell.