
El índice español se pasó toda la semana diciendo con la cabeza que no. Las inmediaciones de los 12.000 frenaron a los precios en todo momento y al final, vuelta atrás generalizada.
Mi fascinación por el papel del Ibex 35 en los mercados, comparable a la que Charles Dow, padre de todos los técnicos, tenía por la relación entre las medias Industrial y Transportes, ha sido puesta a prueba de nuevo. Y más me hubiera valido creer en lo que me dicen mis sentidos. Pero bien porque racionalmente parece poco coherente, bien porque he visto dos veces en una semana la perla que nos ha dejado Alejandro Amenábar -Ágora-, no estaba yo por la labor de confiar en las experiencias que debo a mis ojos. Porque explicación, tener, no tiene.
Pero tan cierto es que lo de Amenábar es un canto al libre pensamiento que todos deberíamos ver, como que en calidad de persona que intenta razonarlo todo, me cuesta aceptar lo que la experiencia me ha mostrado: no te creas algo, hasta que lo tenga claro el Ibex 35. Hubo un tiempo en que ingenuamente hablaba de esto en cualquier lugar, como ahora, sólo que entonces tenía por encima jefes que me llamaban la atención y llegaban a amenazarme por diseminar ese tipo de herejías -¡Qué va a pasar con la reputación de esta empresa!-.
A base de broncas tuve una etapa en la que me negaba a reconocerle al Ibex 35 su capacidad predictiva, cual indicador, hasta que un buen día leí en una publicación especializada que un gerifalte del Chicago Mercantile Exchange utilizaba nuestro pequeño y mal compensado Ibex 35 como elemento de juicio a la hora de conceder fiabilidad a los movimientos globales. Está de más decir que durante unos días me sentí, tontamente, todo un genio. Y digo tontamente porque si hay algún lugar donde no cabe la genialidad es en los mercados. Caprichosos y cambiantes, castigan ese tipo de prepotencia con una despiadada dureza tarde o temprano.
Freno en resistencias
La semana arrancó espectacularmente bien, pero en todo momento el Ibex 35 se mostró remolón en relación con lo que acontecía en el resto de Europa y buena parte del mercado norteamericano, donde hay que resaltar que en ningún momento los nuevos máximos del Dow Jones Industrial fueron apoyados por el Dow Jones Transportes o la tecnología, como puede verse en el tercero de los gráficos superiores. Este tipo de divergencias invitan siempre a la prudencia.
Los resultados del tercer trimestre han sido el detonante del intento de ruptura del movimiento lateral de las últimas semanas -cuando encontramos freno en las muy comentadas resistencias crecientes- y también la excusa para la frustración que ayer al cierre nos hacían sentir los principales índices de renta variable. Los buenos números de Alcoa, Philips, JPMorgan e Intel, por ejemplo, han sido frustrados por la reacción de los inversores a las cuentas de Johnson & Johnson, Bank of America y General Electric, por citar los casos más relevantes.
Y aunque las sorpresas positivas están superando a las decepciones, el mercado de momento no parece haber encontrado un catalizador suficiente en las cuentas del tercer trimestre para poner a los índices nuevamente rumbo a las impresionantes resistencias crecientes que han frenado el avance del mercado alcista en los últimos tiempos.
Las correlaciones, no tan mal
Pese a la falta de confirmación del Ibex 35 y de algunos promedios clave en Estados Unidos, hay que decir que las influencias que a priori recibe la renta variable del mercado de bonos y divisas parecen poco peligrosas para los alcistas. La vuelta atrás de los mercados de bonos, especialmente del 30 años norteamericano, y la recuperación del yen frente a divisas como el dólar norteamericano o la libra esterlina, suponen un entorno de correlaciones más positivo del que podíamos tener hace algunas semanas cuando atacamos la zona de resistencias crecientes por última vez. El buen tono del crudo y la insistencia alcista del euro frente al dólar, completan un puzle que no parece amenazar la tendencia de los mercados de renta variable. Sin embargo, lo acontecido ayer mantiene a los índices en el lugar en el que están desde mediados de septiembre: en lateral.
Las velas semanales desplegadas marcan resistencia e invitan a pensar en que los precios podrían necesitar más tiempo para purgar el rally alcista vivido entre julio y finales de septiembre. La zona de soporte desplegada entre los 2.675 y los 2.727 puntos del Eurostoxx 50 parece el nivel a vigilar a la hora de cambiar de sesgo en tendencia. Los 11.550 y 11.200 del Ibex 35 parecen demasiado cercanos para ser soportes fiables por si solos y sin atender al resto del mundo.