Bruselas, 14 feb (EFECOM).- La Comisión Europea presentó hoy un conjunto de iniciativas para simplificar los requisitos que deben cumplir las empresas comunitarias a la hora de vender sus productos en otro mercado de la UE y, al mismo tiempo, evitar las prácticas proteccionistas encubiertas que utilizan algunos Estados miembros.
Según el comisario europeo de Industria, Günter Verheugen, algunos países dificultan la comercialización de productos procedentes de otros países mediante el establecimiento de complicadas disposiciones técnicas "que muchas veces no están justificadas".
Este problema afecta, sobre todo, a los bienes de consumo, cuyas características técnicas no están reguladas en normas comunitarias -como sucede con los productos industriales- y que representan en torno al 25 por ciento del comercio intracomunitario.
La Comisión explica que, aunque un Estado sólo puede prohibir la venta de productos procedentes de otro país miembro por razones de seguridad pública, salud o respeto al medio ambiente, a veces fijan reglas de diseño, tamaño, peso, etiquetado o empaquetado que obligan a las empresas -a menudo pymes- a afrontar numerosos trámites que encarecen significativamente el proceso.
Verheugen citó, como ejemplo, el problema que afronta un fabricante de ollas de aluminio para vender su producción en otro país donde le exigen superar tests para garantizar que el aluminio no se transfiere al agua, riesgo que ya ha sido descartado en su país de origen.
Para resolverlo, Bruselas apuesta por "invertir la carga de la prueba", de manera que sean las autoridades del país de destino las que demuestren que un producto producido en otro Estado de la UE no cumple las reglas mínimas de seguridad.
Además, propone crear puntos de información en cada país a los que las empresas pueden acudir para resolver dudas sobre las normas técnicas imperantes en su mercado.
El comisario también aludió a los fabricantes de bicicletas, que en algunos países sólo pueden comercializarse si llevan un determinado tipo de luces o de frenos.
Si sale adelante la propuesta de la Comisión, los fabricantes europeos podrían vender sus bicicletas en otro país, aunque para circular éstas deberán ir equipadas con los dispositivos que establezca el Estado de destino.
Respecto a los bienes industriales -cuyo valor en ventas ronda los 1,5 billones de euros anuales, equivalentes a cerca del 75 por ciento del comercio intracomunitario-, sus características técnicas sí están reguladas con normas comunitarias, explicó el comisario.
Entre ellos figuran todo tipo de electrodomésticos, dispositivos eléctricos, maquinaria, juguetes, instrumental médico y productos de construcción, a los que se marca con la etiqueta "CE" para garantizar que cumplen los estándares europeos.
En este ámbito, la Comisión pretende poner orden en las tareas de certificación, que actualmente desempeñan hasta 1.800 organismos en toda la UE, con las consiguientes diferencias a la hora de aplicar las normas, y cuyos costes varían significativamente de un país a otro.
Bruselas propone, para resolver esta situación, un marco normativo común de acreditación para los 27, usando como base la autoridad europea de acreditación (EA).
También quiere aumentar la coordinación entre las entidades de certificación de cada país miembro, para evitar que lleguen a los mercados europeos productos no estandarizados (y potencialmente peligrosos), normalmente procedentes de terceros países. EFECOM
epn/jlm
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