MILAN (Reuters) - La renuncia de Antonio Fazio como gobernador del Banco de Italia producto del escándalo provocado por una adquisición bancaria, es un paso positivo hacia la liberación de la industria italiana tras años de hermetismo y titiriteo, pero aún se necesitan reformas, dijeron analistas.
"Pero si no conseguimos reglas apropiadas ahora, será difícil lograr un consenso nuevamente", agregó.
El estilo de Fazio fue comparado con el de Enrico Cuccia, el fallecido presidente de Mediobanca, que actuó para proteger a las empresas italianas del avance extranjero tras una ola de privatizaciones en la década de 1990.
Tanto Fazio como Cuccia trabajaron para prevenir una oferta hostil por parte de UniCredito para comprar Banca Commerciale Italiana, que fue absorbida finalmente por Banca Intensa, dijo Giandomenico Piluso, autor de un libro sobre Mediobanca y profesor de historia económica de la Universidad de Bocconi en Milán.
La creciente globalización y los movimientos particulares para incrementar la competencia en Europa pusieron presión sobre Fazio, que tuvo que manejar importantes ofertas sobre bancos locales del banco holandés ABN AMRO y el banco español Banco Bilbao Vizcaya Argentaria.
El arresto de Fiorani la semana pasada por presunta malversación de fondos fue el detonante para la salida de Fazio.
Entre los principales candidatos para suceder a Fazio están el ex director general del Tesoro, Mario Draghi; Tommaso Padoa-Schioppa, ex miembro de la junta ejecutiva del Banco Central Europeo; el ex comisario de la Unión Europea, Mario Monti; y el actual director general del Tesoro, Vittorio Grilli.