MOSCÚ/BERLÍN (Reuters) - Rusia tuvo que dar el lunes prácticamente marcha atrás en la crisis provocada por su decisión de cortar los suministros de gas después de que numerosos países europeos se quejasen de la reducción en su propio suministro y advirtiesen a Moscú de que las relaciones económicas rusas con Occidente se verían afectadas.
Los suministros de gas a Europa, que importa un 25 por ciento de su gas de Rusia, comenzaron a caer de forma radical mientras Moscú reducía sus exportaciones a través de los gasoductos que cruzan Ucrania.
Pero Alemania, su principal socio comercial, dijo que se lo pensaría dos veces a la hora de importar más gas de Rusia a no ser que demostrase ser un proveedor fiable.
Ucrania acusó de chantaje a su vecino y de querer desestabilizar su economía. Kiev se negara a firmar un contrato nuevo que suponía el final del precio preferencial de la era soviética.
El presidente ucraniano, Viktor Yushchenko, dijo que Ucrania puede pagar más, pero no el enorme aumento que pretende Moscú, de los 50 dólares actuales por 1.000 metros cúbicos a 230 dólares, en línea con el mercado.
EUROPA AFECTADA
Los ministros de Energía de Alemania, Italia, Francia y Austria han pedido en forma conjunta a Moscú y a Kiev que mantengan el suministro, y para el miércoles se prevé una reunión de emergencia de la Unión Europea.
"Una medida tan abrupta como esa crea inseguridad en el sector energético en la región y presenta serios interrogantes sobre el uso de la energía para ejercer presión política", dijo el domingo en un comunicado Sean McCormack, un portavoz del departamento de Estado.