SEÚL (Reuters) - Los enviados norcoreanos que están de visita en Seúl para brindar sus condolencias por la muerte de un ex mandatario se reunirán con el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, en el primer encuentro de alto nivel entre altos cargos de las naciones rivales en dos años.
La reunión, prevista para el domingo, parece ser una nueva señal de que Corea del Norte está despojándose de su coraza, después de que su prueba nuclear de este año y sus lanzamientos de misiles llevaran a que las Naciones Unidas extendieran las sanciones en su contra, causando mayor aislamiento.
El Ministerio de Unificación de Corea del Sur afirmó el sábado que la delegación se reuniría con el presidente Lee Myung-bak durante unos 15 minutos.
El encuentro sugiere que el Estado comunista podría estar dispuesto a trabajar para mejorar los lazos con el Sur, que se tornaron cada vez más ásperos desde que el conservador Lee asumió el cargo, finalizando años de generosa ayuda y poniendo condiciones a Pyongyang para que suspenda su desarrollo de armas nucleares.
"Hay un mensaje para realizar la reunión", dijo a periodistas el ministro de Unificación de Corea del Sur, Hyun In-taek, antes de reunirse por casi dos horas con los enviados de Pyongyang, entre quienes estaba un alto asesor del líder norcoreano, Kim Jong-il.
Las informacines de los medios locales dijeron que la delegación norcoreana llevaría un mensaje de Kim.
La comunidad internacional está buscando señales de que Pyongyang está listo para regresar a las negociaciones para terminar su programa para construir un arsenal atómico, algo que ha rechazado en repetidas ocasiones.
No estaba claro si la delegación de Corea del Norte asistiría también al funeral del ex presidente surcoreano Kim Dae-jung el domingo por la tarde, una importante figura en la lucha por la democracia en su país y que inició una política de acercamiento para intentar mejorar las relaciones con el Norte.
Los esfuerzos de Kim llevaron al primer gran encuentro entre los líderes de las dos Coreas y el ex mandatario surcoreano recibió el premio Nobel de la Paz en 2000.
Aunque el Norte ha tenido una serie de gestos conciliatorios en las últimas negociaciones, los analistas advierten de que tiene una larga historia de enfriar repentinamente sus lazos con el mundo exterior y pocos creen que esté listo para dejar de lado sus ambiciones nucleares.
Las últimas medidas también coinciden con las informaciones de que la economía de Corea del Norte, que está siempre al borde de la hambruna, podría estar a punto de afrontar situaciones muy apremiantes por una combinación de las sanciones internacionales en su contra y una pobre cosecha en la última temporada.
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