
Hace tres semanas, la cúpula directiva de Grupo Sando cogió las maletas y salió rauda a disfrutar de unas merecidas vacaciones. Era la última semana de julio y, después de siete meses de arduas negociaciones, había conseguido cerrar la refinanciación de toda su deuda, que asciende a 1.500 millones, y se había garantizado el colchón que necesita para afrontar su nuevo plan de negocio.
Éste se conocerá en septiembre, cuando la primera fila del décimo grupo de infraestructuras español vuelva a incorporarse al trabajo, con la vista puesta en la tormenta de proyectos que está anunciando el Ministerio de Fomento por boca de su titular, José Blanco.
La hoja de ruta que se ha marcado el grupo de la familia Sánchez Manzano para los próximos tres años se sustenta, en gran parte, en estas promesas, ya que su objetivo pasa por crecer en obra civil y, sobre todo, en concesiones, un lucrativo negocio que, sin embargo, exige un gran apalancamiento en las primeras fases del proyecto.
Armadura de futuro
Considerada una de las constructoras españolas más conservadoras, Sando rompió un poco con el pasado en los últimos cinco años, cuando inició una agresiva estrategia de crecimiento que le llevó a incrementar sus ratios habituales de apalancamiento, hasta sumar 1.500 millones de euros.
En torno la mitad de esta cifra (unos 750 millones) son deudas a corto plazo y, en su mayoría, ligadas al negocio inmobiliario, ya sea en forma de préstamo promotor o préstamo de suelo. Convencida de que la actividad residencial no levantará el vuelo hasta 2012, la empresa malagueña ha pactado con sus bancos acreedores alargar los plazos de estos créditos.
El resto de la deuda también se ha acomodado al nuevo plan de negocio de Sando, probablemente, aprovechando la bajada de los tipos de interés, aunque este último punto no ha podido ser confirmado por elEconomista.
El grupo malagueño está volcado en crecer dentro del negocio de las concesiones, una actividad que exige grandes desembolsos en los inicios del proyecto. Los grupos de infraestructuras consiguen este dinero apalancándose, es decir, pidiendo crédito. Y éste cada vez resulta más caro de conseguir.
De ahí la importancia de haber conseguido refinanciar toda su deuda y no sólo la mitad, como se esperaba inicialmente.
Las entidades financiera miran con lupa cualquier petición y difícilmente están financiando concesiones por importes superiores a 300 millones de euros. Conscientes de esta triste realidad, los responsables de Sando han preferido acomodar ya su situación financiera a largo plazo, aunque no les corriera la prisa de los créditos a corto, para estar preparados cuando, definitivamente, arranque todo el plan de infraestructuras prometido por Blanco.
Éste se espera para diciembre y, actualmente, Gobierno y empresas están analizando todo tipo de fórmulas que faciliten la financiación privada de los proyectos, como créditos participativos o sociedades conjuntas público-privadas.
Los pilares del grupo
Con unos ingresos de 1.036,3 millones de euros en 2007 (último ejercicio con cifras auditadas), Sando construye más de la mitad de su negocio sobre la obra pública, ya que representa el 56,5% de sus ingresos. La actividad inmobiliaria aporta un importante 25% del volumen de negocio, que se ha visto seriamente dañado por el frenazo del negocio en España. No obstante, Sando ha conseguido compensarlo, en parte, gracias a su expansión por Europa del Este, donde el pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha sido menor.
Concesiones se ha aupado al tercer puesto dentro del ranking interno de cifra de negocios (representa el 15,4% de la tarta), con la vista puesta en disparar su peso en los próximos años. De hecho, dentro de los términos en que se ha cerrado la refinanciación de su deuda, han jugado un papel fundamental los ingresos recurrentes de esta actividad.