Empresas y finanzas

El dinero se hereda, pero el cargo se gana

Son jóvenes, ricos, cultos y están a punto de protagonizar una nueva cadena de relevos empresariales. Tras años formándose bajo la tutela de sus padres, se aproxima su turno.

Nacieron herederos de grandes fortunas y ahora, además, quieren coger el testigo del poder de sus padres al frente de los grandes buques corporativos del país. Son la nueva hornada de empresarios familiares, llamados a protagonizar los relevos generacionales más importantes de la segunda década del siglo XXI.

Se trata, entre otros, de Sabina y Gloria Fluxá (Grupo Iberostar); Esther y Alicia AlcocerKoplowitz (Corporación Alcor y FCC);Gabriel y Sebastián Escarrer (SolMeliá); los primos y tocayos Juan March (Banca March y Corporación Financiera Alba); Ignacio Pascual (Marsans); Javier y María José Hidalgo (Globalia); Juan Villar Mir (Grupo Villar Mir); e incluso Ana Patricia Botín, quien a pesar de llevar siete años como presidenta de Banesto, todavía tiene ante sí el reto de conseguir tomar, o no, el relevo de su padre al frente del Banco Santander.

Porque aquí el puesto no está garantizado: el dinero se hereda, pero el cargo se gana. Y esta nueva hornada lo sabe muy bien. Todos ellos llevan años preparándose y trabajando al lado de sus progenitores para cogerles el testigo. Unos, como los Escarrer, lo han hecho en puestos ejecutivos del grupo familiar; otros, como las hermanas Alcocer Koplowitz, en el Consejo de Administración; y algunos, como los March, dando sus primeros pasos en otras compañías, para empaparse de diferentes culturas corporativas antes de incorporarse al negocio familiar.

Pero el esfuerzo ha valido la penas, porque, ahora sí, parecen haberse ganado el puesto. Aunque todavía les queda un largo camino por recorrer.

Los frutos del cambio

La delgada línea roja que separa el éxito del fracaso cuando llega el relevo generacional está convenciendo a los empresarios familiares de la importancia de preparar la sucesión con tiempo y objetividad. Porque su vástago puede no ser el mejor candidato para dirigir el negocio.

Los números hablan por sí solos: un 40 por ciento de las empresas fallece con la segunda generación, y apenas un 15 por ciento alcanza la tercera.

Los March han superado ya estas fases, y se encaminan con paso firme a confiar los negocios de la saga a dos representantes de la cuarta generación: Juan March Juan y Juan March de Lastra.

Primos hermanos, el buen entendimiento que siempre ha habido entre sus padres parece allanar el camino para que ellos también sepan repartirse el poder. El primero acaba de asumir la dirección general adjunta de Artá Capital, la gestora de capital riesgo de la familia como publicó elEconomista el martes), mientras que el segundo lleva cuatro años sentándose en el consejo de Banca March, además de representar los intereses de la saga en ACS, Indra y Acerinox, donde está presente a través de Corporación Financiera Alba.

En la compañía presidida por Florentino Pérez cohabitan cuatro ilustres apellidos en pleno proceso de sucesión: March, que posee un 22,8 por ciento del grupo de infraestructuras, Cortina y Alcocer, que comparten el 12,5 por ciento; y Fluxá, dueño de otro 5,29 por ciento.

Este último había estado representando por el fundador de Iberostar, Miguel Fluxá, hasta hace apenas tres meses, cuando decidió ceder el sillón a su hija Sabina (Palma,
1980). Ésta se incorporó al negocio familiar en 2005 y, junto a su hermana Gloria, ocupa la vicepresidencia del grupo, inmerso en pleno proceso de relevo generacional.
Consciente de que "la responsabilidad de una empresa no se asume en dos días", según él mismo afirmó en una entrevista con El Día, Miguel Fluxá ha sentado junto a él a sus hijas, cada una a un lado de su trono, para ir formándolas poco a poco, con la esperanza de cederles el poder en breve.

Mayores son los dominios que se repartirán las hermanas Alcocer Koplowitz, herederas por parte materna del imperio de infraestructuras FCC, y por el lado paterno, de
la mitad de Corporación Alcor, segundo mayor accionista de ACS.

Las dos hermanas mayores, Esther y Alicia, llevan muchos años formando parte del máximo órgano de administración de FCC, pero ha sido en los últimos tiempos
cuando han empezado a asumir mayor poder, dentro de todo el movimiento de renovación directiva que está viviendo la compañía fundada por su abuelo, Ernesto Koplowitz.

Ambas forman parte del comité de auditoría y control, de la comisión ejecutiva y del comité de estrategia. Además, hace apenas dos meses, Alicia se incorporó al consejo de Alpine (filial austríaca de la compañía y trampolín para crecer por Europa del centro y del este) y también forma parte del comité de nombramientos, junto a Carmen, la menor de las tres hijas de Esther Koplowitz y Alberto Alcocer.

El hecho de que Alicia esté presente en todos los órganos de decisión de FCC ha desatado la rumorología sobre un inminente paso de testigo de la madre hacia su persona, convirtiéndola así en la delfín favorita de todas las apuestas. Pero tampoco se puede olvidar que, hace un año, su hermana Esther asumió la vicepresidencia segunda del grupo.

Sea quien sea finalmente la elegida, o si ambas comparten el poder, éste siempre irá en paralelo a la presencia de las tres hermanas en los órganos de administración del grupo, permitiendo así a todas defender sus propios intereses al
mismo tiempo que los conjuntos del apellido común.

Un nombre que Esther Koplowitz siempre ha luchado por mantener unido a la empresa que fundó su padre, hasta el punto de que llegó a jugarse su fortuna personal para
poder adquirir a su hermana Alicia sus acciones cuando ésta decidió vender.

Los tres hijos de Alicia Koplowitz comparten con sus primas la herencia de Corporación Alcor, por su padre, Alberto Cortina; y también están tomando ya el testigo a
la madre en el imperio inversor que fundó tras salirse de FCC. Alberto Cortina Koplowitz, por ejemplo, se sentó en el Consejo de Administración de Colonial cuando la ahora
defenestrada inmobiliaria estaba presidida por Luis Portillo.

Junto a FCC, de las grandes empresas familiares de infraestructuras, sólo le queda por ejecutar el relevo
generacional a OHL, aunque el fundador del grupo, Juan Miguel Villar Mir, tiene la sucesión bien atada con su hijo, Juan Villar-Mir de Fuentes. El mayor de los tres vástagos
del ex ministro se ha granjeado la confianza del padre tanto por sus aportaciones a la constructora familiar (sobre todo con la exitosa colocación bursátil de OHL
Brasil), como en el resto de empresas que conforman el Grupo Villar Mir.

No obstante, su hermana Silvia también está presente en el consejo de administración del grupo de infraestructuras, y su cuñado, Javier López Madrid, ocupa diferentes puestos ejecutivos en empresas del grupo.

La nueva savia del turismo

Aunque el mundo de las infraestructuras cuenta con un importante elenco de sagas empresariales, como los Del Pino, Entrecanales, Koplowitz y Villar Mir, es en el turismo
donde se encuentra un mayor número de apellidos ilustres, y muchos de ellos están inmersos en pleno proceso de cambio generacional.

Aunque todos cuentan con el ejemplo de los grupos Barceló y Riu, primeros en asumir el cambio de testigo, y cuyo éxito es un balón de oxígeno para sus rivales.
Antes de que Simón Pedro Barceló y su primo, Simón Barceló Tous, tomarán el testigo a sus padres al frente del grupo balear, en el año 2000 los patriarcas y fundadores de la compañía contrataron los servicios de la consultora Sonenfel, con el objetivo de profesionalizar los órganos de gestión y preparar el relevo, cuidando tanto la formación
que debían recibir los sucesores, como el reparto de poder dentro entre todos los miembros de la familia, que ahora toman las decisiones de manera colegiada.

La familia Escarrer también tiene prácticamente cerrada la sucesión, que se ha diseñado como un reparto de responsabilidades entre los hermanos Gabriel y Sebastián. Hasta la pasada primavera, ambos eran co-vicepresidentes y co-consejeros delegados del Grupo Sol-Meliá.

Pero esta paridad ha sido disuelta y cambiada por un reparto de papeles. El institucional ha recaído sobre Sebastián, que ocupa la vicepresidencia del grupo y, previsiblemente, ascenderá al escalafón presidencial que ocupa su padre en cuanto éste ceda definitivamente las riendas. Sobre su hermano Gabriel ha caído la responsabilidad ejecutiva del grupo, como consejero
delegado.

Diferente es la situación accionarial de Grupo Marsans, con dos accionistas de referencia: Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz. Ambos empresarios, cuya excelente relación les permite llevar más de tres décadas unidos, han dado entrada a sus hijos en el negocio, con la esperanza de que puedan seguir el ejemplo de sus padres y mantener los dos apellidos.

No obstante, en todas las quinielas es Ignacio Pascual, quien ya pilota los mandos de Air Comet, el
que aparece mejor posicionado para el relevo, aunque éste también podría solventarse con una salida a bolsa, en la cual uno de los dos socios vendiera su parte y allanara el
camino al otro heredero.

Globalia, imperio creado por Juan José Hidalgo, también ha barajado la posibilidad de salir a bolsa como vía para profesionalizar los órganos de gestión, pero nunca como
alternativa al relevo generacional, que está prácticamente cerrado en la figura de Javier Hidalgo, que ya ha demostrado su valía con algunas ideas empresariales, como la compañía de alquiler de coches Pepecar.

Sus dos hermanas, María José y Cristina, también ocupan puestos de responsabilidad ejecutiva en el grupo creado por su padre: la primera, como directora general de la aerolínea Air Europa; y la segunda, como directora de Márketing del hólding familiar.

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