El Gobierno británico podría aumentar su participación en la entidad, en la que posee en la actualidad el 43% del capital
Londres. Lloyds sufrió en el primer semestre pérdidas de 4.000 millones de libras (4.600 millones de euros) como consecuencia de la compra de HBOS el pasado enero. La compañía tuvo que cubrir provisiones por impagos y deudas tóxicas por valor de 13.400 millones de libras (15.500 millones de euros), el 80 por ciento procedentes de su nueva adquisición, pero espera haber tocado fondo y comenzar la recuperación este mismo año.
Los resultados son incluso mejores que los 5.000 millones previstos inicialmente por los analistas, lo que se tradujo en una subida significativa en bolsa. Sin embargo, su difusión reabrió la polémica sobre la idoneidad de una operación auspiciada por el propio Gobierno de Gordon Brown para evitar el colapso de HBOS en plena activación de los planes de rescate.
A diferencia de HSBC y Barclays, que esta misma semana informaron de beneficios próximos a los 3.000 millones de libras (3.300 millones de euros, aproximadamente), Lloyds tuvo que echar mano de fondos públicos para completar el control sobre la entidad financiera escocesa. Además, su cúpula se encuentra ya en conversaciones con el Tesoro para poner hasta el 40 por ciento de las deudas al amparo del Proyecto Público de Protección de los Activos.
El Gobierno aseguró que las pérdidas concordaban con lo estimado en el presupuesto, por lo que ve asumible la cantidad manejada por Lloyds para un plan ideado para repartir el riesgo de pérdidas entre el accionariado y los contribuyentes. Aún así, la operación podría aumentar nuevamente el porcentaje que posee el Estado, actualmente del 43 por ciento.
Aunque la incorporación de HBOS dificulta comparaciones respecto a 2008, frente a estos 4.000 millones de pérdidas, en el mismo periodo del año anterior el grupo había registrado beneficios de 2.800 millones de libras (3.100 millones de euros).
Además, durante este tiempo se han certificado 9.000 despidos y el recambio de Victor Blank en la presidencia por Win Bischoff, ex ejecutivo de Citigroup.