El gigante asiático ha culpado reiteradamente a Kadeer, una exitosa mujer de negocios que ahora vive en el exilio en Estados Unidos, de provocar los disturbios en Xinjiang, una región del noroeste del país rica en fuentes de energía, en los que murieron más de un centenar de personas.
PEKÍN, 3 ago (Reuters) - China aumentó el lunes su presión sobre la activista líder uigur en el exilio Rebiya Kadeer, diciendo que dos de sus hijos y su hermano le habían escrito cartas condenándola por orquestar los disturbios étnicos del mes pasado.
'Por ti, mucha gente inocente de todos los grupos étnicos perdió su vida en Urumqi el 5 de julio, con enormes daños de propiedades, tiendas y vehículos'·, citó la agencia Xinhua a una de las cartas.
Xinhua indicó que la carta culpaba explícitamente a Kadeer y al exiliado Congreso Mundial Uigur, que ella lidera, por las protestas.
'Las pruebas demostraron que la revuelta fue organizada por el Congreso Mundial Uigur, dirigido por Rebiya Kadeer, e introducida por un grupo de separatistas dentro de las fronteras chinas', añadió la agencia citando la carta.
Kadeer, de 62 años, ha negado todas las acusaciones del Gobierno chino.
En la peor violencia étnica que sufre la zona en décadas, grupos uigures atacaron el mes pasado a chinos han -la etnia mayoritaria del país de 1.300 millones de habitantes- en la capital local, Urumqi, después de que la policía intentara aplastar una protesta contra unos ataques mortales contra trabajadores uigures en una fábrica del sur de China.
La cifra oficial de muertos por los disturbios es de 197, de los que la mayoría eran chinos han. Casi todos los demás eran uigures, un pueblo musulmán nativo de Xinjiang y con lazos culturales con Asia central y Turquía.
Xinhua afirmó que las cartas estaban escritas por el hijo de Kadeer, Khahar, y su hermana Roxingul, así como por el hermano pequeño de la líder opositora, Mernet.
Reuters no pudo verificar la autenticidad de las cartas o confirmar que se hubieran escrito voluntariamente.
Kadeer tiene 11 hijos. Cinco de ellos y nueve de sus nietos viven en Xinjiang. Grupos de derechos humanos han denunciado que sus hijos sufren acoso, violencia y persecución por parte del Gobierno.
La mujer pasó varios meses en arresto domiciliario en 2006, después de haber sido hospitalizada brevemente con un shock tras presenciar cómo sus hermanos Ablikim y Alim eran golpeados por las fuerzas de seguridad para impedir que se reunieran con una delegación del congreso de Estados Unidos de visita en el país, según dijo entonces Amnistía Internacional.
Tanto ella como su tío Mernet, o Marnat, estuvieron de nuevo bajo arresto domiciliario antes de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, según el Proyecto Uigur de Derechos Humanos.
Pekín no quiere perder el control de Xinjiang, un vasto territorio que hace frontera con Rusia, Mongolia, Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán, Afganistán, Pakistán e India, y tiene abundantes reservas petrolíferas, además de ser la región del país que más gas natural produce.
(Información de Ben Blanchard y Lucy Hornby; Traducido por Cristina Fuentes-Cantillana en la Redacción de Madrid; Reuters Messaging: cristina.fuentes.reuters.com@thomsonreuters.net + 34 915858341; cristina.fuentes@thomsonreuters.com)
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