
Moody's ha rebajado hoy la calificación crediticia de Banco Santander y BBVA de Aa1 a Aa2, y la de Banesto hasta Aa3, desde Aa2, debido sobre todo a "las incertidumbres que acechan a las entidades en los mercados en los que operan".
Además, la agencia de calificación ha situado los rating de fortaleza financiera de BBVA y Santander (o BFSR, por sus siglas en inglés) en B-, desde la anterior nota de B, lo que los deja al borde de la CCC+, que marca el grado de más alto riesgo dentro de la deuda sin grado de inversión.
Al tiempo, también ha rebajado la deuda subordinada senior de las entidades presididas por Emilio Botín y Francisco González a Aa3, desde Aa2, y la deuda subordinada junior hasta A1, desde Aa3. Además, todos sus ratings tienen ahora perspectiva negativa.
Entorno difícil
Maria Cabanyes, vicepresidenta de Moody's y analista jefe encargada de la calificación de ambas entidades afirmó que "la rebaja de rating de BBVA (BBVA.MC) refleja nuestra preocupación por el deterioro general de la economía española, a la que la entidad está aún muy expuesta, a lo que se suma la presión en otros mercados en los que opera, como México. Todo ello podría obligar al banco a realizar futuras provisiones, lo que afectaría a su capacidad de crecimiento orgánico y a sus beneficios".
Por lo que respecta a Santander (SAN.MC), Cabanyes señala las mismas debilidades, pero destaca que "la expansión de la compañía en mercados como el estadounidense y el británico le reportará beneficios estratégicos a largo plazo, a pesar de que, a corto y medio plazo sus últimas compras han incrementado su perfil de riesgo".
Siguen 'fuertes'
Pese a todo, Cabanyes puntualizó que, incluso con un rating de B- en su fortaleza financiera, BBVA y Santander siguen estando entre los bancos globales con mejor calificación. Esto refleja la fortaleza y las ganancias sostenibles de un negocio orientado a la banca comercial y geográficamente muy diversificado.
Además, la agencia opina que las entidades tienen las espaldas bien cubiertas. "Aunque pensamos que las posibilidades de que BBVA o Santander necesiten inyecciones de liquidez públicas sigue siendo muy baja, en caso de haber cualquier problema, las autoridades españolas no dudarían en salvar a unas entidades que son las mayores del sistema bancario español".