Aviso a los cartógrafos españoles: si van a dibujar un mapa financiero, esperen, porque las cajas de ahorros están rediseñando sus fronteras. Unas fronteras que podrían situar el nuevo mapa en menos de 27 demarcaciones financieras si, finalmente, fructifican todos los proyectos de fusiones, absorciones e integraciones actualmente en proceso.
En esta nueva distribución, las cajas con sede en Andalucía se erigen en claras conquistadoras. A través de Unicaja y Cajasol, la Junta de Andalucía se ha lanzado a la conquista del sur en dos fases. Una primera en la que la entidad malagueña que preside Braulio Medel integrará a CajaSur y Caja de Jaén, y a la que, posteriormente, se uniría Caja Granada si se consigue una salida negociada para su actual presidente, Antonio Claret. De momento, esperan conseguir una cifra que no sería inferior a los 1.000 millones de euros en ayudas públicas para engrasar un proceso que ya está muy avanzado.
Y la otra gran estrategia andaluza la lidera Cajasol, que mira a Extremadura para absorber a la entidad que comparte nombre con el de la comunidad en la que ahora tiene su sede y que junto a Caja Badajoz pasarían a cobijarse bajo el paraguas de la entidad andaluza. Pero sus aspiraciones van más allá. Según publicó elEconomista esta misma semana, el presidente de Cajasol, Antonio Pulido, también explora incluir a la Caja de Castilla-La Mancha (CCM) en esta integración, en la que también participaría Caja Guadalajara, según declararon desde la propia entidad tras reconocer que participaron en una reunión a cinco bandas que se celebró en Zafra (Badajoz) y en la que se hablaron de muchas cosas. Dos grandes cajas liderarán, por tanto, el sur y tendrán su sede en Andalucía bajo la directa supervisión de la Junta, que condiciona cualquier proceso de fusión interregional a que la sede se mantenga bajo la tutela del gobierno socialista regional.
Ahí podría estar el embrión de la primera fusión interregional, porque el primer puesto en la fila que se formará ante las puertas del Banco de España se lo han arrebatado las cajas de ahorros catalanas (Caixa Catalunya, Caixa Girona y Tarragona), quienes ya han anunciado que pedirán 350 millones de euros a través de los mecanismos que prevé el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob).
Sin embargo, aún está lejos el panorama ideado por la Generalitat de Cataluña, ya que de las seis cajas de fundación privada sólo tres (Sabadell, Terrassa y Manlleu) han reconocido acercamientos por la presión política de las respectivas diputaciones. Entretanto, La Caixa, como gran entidad de la región, parece desmarcarse de cualquier proceso de integración en una comunidad que, en estos momentos, es la que mayor número de entidades tiene ubicadas en su territorio.
Por detrás se sitúa Castilla y León, donde existen un total de seis registradas. Tras el fracaso inicial al desarrollar una integración global, ahora los esfuerzos de la Junta de Castilla y León se centran en una fusión liderada por las dos grandes: Caja Duero y Caja España a la que, previsiblemente, se uniría Caja Burgos. La entidad burgalesa, tras la reiteradas negativas de Caja Círculo -que prefiere continuar en solitario- a participar en una fusión entre las dos, ha fichado a KPMG para que evalúe las posibilidades de una integración entre las dos grandes a las que, en una segunda fase, se sumaría Caja Ávila y Caja Segovia.
Mucho más al alcance de la mano estaba la fusión de las cajas de ahorros vascas, aunque las discrepancias políticas frustraron una integración sobre la que, por el momento, no existen visos de que se vaya a desbloquear. Aunque, pasada la crisis financiera, podría retomarse. Así lo declararon ayer fuentes de la guipuzcoana Kutxa.
A partir de ahí, comienza el baile de fusiones en el que, a pesar de que el Banco de España ha puesto a sonar la música, apenas parecen formarse parejas de baile. Todos han esperado a la aprobación del fondo de rescate, que aportará ayudas públicas para facilitar el proceso de reestructuración.
Bailar por separado
Así, en el Levante parece que no quieren bailar a lo agarrao. A pesar de que CajaSur se acercó en un primer momento a Caja Murcia, la entidad murciana renunció a cualquier alianza en aras de su independencia.
Una independencia que tanto la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) como Bancaja también comparten y que argumentan con unos balances fuertes, sólidos y saneados. No obstante, ambas estarían dispuestas ha participar en una operación de absorción de una entidad de otra autonomía.
Sin abandonar el Mediterráneo, las Islas Baleares parece que mantendrán a Sa Nostra como entidad cabecera, mientras que en el otro territorio insular por excelencia, las Islas Canarias, la integración financiera la protagonizarían la Insular y Caja Canarias, aunque ésta última se muestra más reticente.
Sin embargo, no han faltado los rumores que han llegado a unir a la Insular con la Caja Inmaculada (CAI) y con Caja Rioja -desmentidos por esta última, que también la han situado en la órbita de Ibercaja-. Entretanto, a CAI también se le relacionó con CajaSur debido a su afinidad ideológica, pero aquella operación nunca llegó a fructificar.
Las cajas de ahorros de Galicia tampoco parece que, por el momento, vayan a oir campanas de boda. A pesar de que parece que ha habido cortejo entre Caixa Galicia y Caixanova, la que tiene sede en Vigo no parece dispuesta a ir más allá en una relación non nata.
Y es que en la Cornisa Cantábrica también apuestan por la soltería. Cajastur se negó a entablar una relación con Caja España para continuar con su sólido y solvente proyecto en solitario.
A Caja Cantabria se le intentó ubicar en un Sistema Integral de Protección (SIP) con Cajastur y Caja Rioja. Se trataba de un sistema que tampoco llegó a prosperar, a pesar de que con esta modalidad se dotaba a las cajas de una serie de elementos comunes de cara a la captación de recursos y el aprovechamiento conjunto de redes sin que se viesen mermados los poderes de cada una de las entidades participantes en el proceso. Pero tampoco fraguó.
Caja Navarra es otra de las entidades que, por su fortaleza y solvencia, también quieren continuar con su proyecto en solitario. Este tipo de entidades formarían parte del grupo de encargadas de liderar proyectos de integración, aunque tampoco parecen por la labor.
Luego hay un caso singular, que es el de Caja Madrid. La entidad que preside Miguel Blesa no parece plantearse participar en procesos de integración, aunque no se descarta que el presidente de la entidad intente prorrogar su mandato con algún proyecto que le permita poner a cero el contador que marcará su salida de la entidad.
Aunque en su momento se intentó vincular a la entidad con CCM, la operación se descartó tras la intervención de la caja por parte del Banco de España. Un paso posterior situó a Caja Ávila en la órbita de la gran caja madrileña, que sigue en solitario en una región en la que no tiene competencia alguna. Y después quiso hacerse con las redes catalanas de Caixa Catalunya.
En cualquier caso, ya nadie duda de que en un periodo relativamente corto de tiempo la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) contará con menos asociados. Con los planteamientos actuales, tanto los que se barajan como los que el Banco de España ya tiene sobre la mesa, el panorama financiero español pasaría de las 45 demarcaciones actuales a un número no superior a las 27... en un primer momento. Porque en esto también hay horquillas que van desde las cinco grandes cajas que apuntan los más "reduccionistas" a las quince quienes dibujan un panorama a medio plazo.
Lo cierto es que los mariscales autonómicos, junto con los generales de las cajas, han cogido ya sus escuadras y cartabones para rediseñar un mapa financiero... ¿con el que pretenden terminar con los reinos de taifas?.