
Vikram Pandit, consejero delegado del Citigroup, recibía una llamada telefónica poco grata. Diez de sus rivales habían obtenido el permiso para devolver el dinero prestado a los contribuyentes estadounidenses, liberándoles de las cargas de la propiedad estatal. Entonces, a Pandit le recordaron que Citi no estaba entre ellos.
Sheila Bair, consejera delegada de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC), una de las muchas reguladoras a las que Pandit ahora tiene que responder, había llamado para asegurarse de que esto estaba claro. Bair exigió a Pandit que reanudara el ritmo de sus esfuerzos para limpiar el balance de Citi y pusiera a punto la gestión directiva. En cuanto al mismo Pandit, no era un secreto el hecho de que Bair opinaba que debería estar fuera de ese puesto de trabajo.
La llamada llegó como una confirmación, por si fuera necesario, de que Pandit había sido uno de los grandes perdedores de la crisis crediticia global. Citi, una vez el mayor banco del mundo, ahora era desmantelado bajo la atenta vigilancia de los reguladores estadounidenses, después de haberse visto obligado a aceptar 45.000 millones de dólares en ayudas por parte del Estado.
Pero Citi no es la única firma en esta situación y Bank of America, Merrill Lynch y UBS también han perdido su posición privilegiada en las finanzas internacionales tras registrar enormes pérdidas derivadas de sus inversiones en créditos basura. Así, mientras estas instituciones se ocupan de sus heridas, los bancos que han evitado la peor de las crisis forman una nueva élite financiera.
Nuevos protagonistas
Goldman Sachs, JP Morgan y Credit Suisse están emergiendo de los escombros de la recesión global como los grandes ganadores en la banca de inversión, seguidos de cerca por Deutsche Bank y Barclays Capital. Este nuevo grupo de entidades encamina sus pasos hacia los grandes beneficios y no titubea a la hora de robar los talentos que se hallan estancados entre las plantillas de directivos de las compañías rivales.
Los analistas creen que en los próximos dos años estos cinco bancos dirigirán la super liga de los gigantes financieros, obteniendo miles de millones por las continuas tensiones de los mercados financieros. De hecho, a estos bancos no se les ha dudado en apodar como los nuevos reyes de Wall Street. "Aquellos bancos que han salido de esta crisis con sus marcas intactas, la reputación de su gestión intacta y sin ser propiedad del gobierno, se han encontrado con una enorme ventaja", asevera un alto directivo de uno de los bancos más grandes del mundo.
Lloyd Blankfein, presidente de Goldman Sachs, pasó un humilde memorándum entre sus directivos la semana pasada, después de confirmar que el banco iba a devolver los 10.000 millones de dólares que se vio obligado a tomar prestados del Gobierno americano, justo en el momento álgido de la crisis crediticia el pasado otoño.
Aunque Goldman nunca había necesitado efectivo de emergencia, Blankfein reconoció que la empresa estaba "agradecida" por todo lo que el Gobierno había hecho por estabilizar el sistema. "Pero la estabilidad real sólo puede volver si nuestra industria acepta que ciertas prácticas no eran saludables", escribió el presidente de la firma.
Blankfein podría permitirse semejante crítica, sobre todo porque Goldman anunció un aumento de beneficios del 20% en el primer trimestre de 2009, estimulado por un rendimiento sin precedentes de sus ingresos fijos, divisas y negocios de comercio de materias primas. Y de hecho, hay indicios de que el segundo trimestre la situación continuará en la misma línea.
Aprovechar el momento
Deutsche Bank, Credit Suisse y Barclays Capital, los otros jugadores de este partido, también se están beneficiando de las mismas tendencias en el mercado.
El analista de JP Morgan, Kian Abouhossein, predijo recientemente que el rendimiento del estallido en el denominado negocio de flujo (negocio por y para los clientes) podría continuar hasta 2010. Algo con lo que se muestra conforme el analista de Morgan Stanley, Huw Van Steenis, quien considera que "es probable que estos monstruos del flujo tengan una ventaja en la estructura cambiante de la industria".
Un directivo bancario afirmó: "Virtualmente nadie tiene dinero ahora para poner a trabajar en los mercados, aparte de este pequeño grupo de bancos. Menor competencia significa más negocio con márgenes más amplios."
Credit Suisse ha visto su cuota de mercado en algunas líneas de negocio remontar el vuelo, particularmente en áreas como son las tasas de interés y los servicios financieros preferenciales-negocio para los hedge funds. Como el resto de la élite, la firma ha recogido negocios que anteriormente habían ido a Lehman Brothers, Bear Stearns.
"El mensaje que estamos recibiendo de nuestros clientes es que hemos recuperado actividades porque nuestra gente ha sido capaz de centrarse en el trabajo y no está perdiendo el tiempo envuelta en política interna o agarrándose a la vida como propiedad del Estado", dijo un directivo bancario del Credit Suisse.
Márgenes más amplios
El enorme volumen de cuestiones de cuota e incrementos de deuda por parte de las empresas desesperadas por conseguir efectivo, también significa grandes comisiones para los pocos bancos que tienen un balance suficientemente fuerte para hacerse cargo de estas necesidades.
Van Steenis afirmó que los márgenes para la mayoría de los productos de banca de inversión se han ampliado entre el 50% y 300%. "Por las cuestiones de derechos este año se están pagando comisiones un 50% más altas que hace doce meses. Dirigir el negocio de cambio de divisa cuesta dos veces más que lo que costaba hace un año", aseguró. Morgan Stanley se encuentra también entre los beneficiarios de estas líneas de negocios y del mismo modo podría decirse que es parte de la nueva élite.
La bonanza de las comisiones continuará indefinidamente, pero mientras lo hace, este grupo de bancos amasará cada vez más capital, ampliando la distancia entre los ricos y los desposeídos. Lo que todavía no está claro es si los Gobiernos y reguladores de todo el mundo, aficionados a tomar medidas drásticas sobre los excesos financieros, permitirán que esta nueva élite haga lo que le parezca.
¿Qué es lo que ganan?
"Puedes hablar de ganadores si quieres, pero no está suficientemente claro cuál es el premio que gana esta gente", comentó un analista. "El dinero que se hace ahora en este negocio y en las aseguradoras es excepcional, sin precedentes. "El futuro a largo plazo pasa por reducir el apalancamiento, reducir los ingresos de capital y un sistema financiero más estable".
Los mercados financieros todavía no están convencidos de que los ganadores y perdedores se han separado totalmente los unos de los otros. Las acciones en JP Morgan, Barclays y Deutsche Bank se están cotizando por debajo de su valor contable. El mercado teme que las pérdidas de sus cuentas de préstamos de empresa puedan echar por tierra las ganancias de la banca de inversión.
UBS, por otro lado, ampliamente considerada como la más afectada por la crisis crediticia en Europa, se cotiza a 1,2 veces su valor contable. Pero, por suerte, con Oswald Grübel como consejero delegado, parece que los inversores vuelven a creer en que el banco suizo ha pasado lo peor.
La respuesta reguladora es también algo desconocido. Los políticos están todavía incómodos con la idea de que los bancos puedan crecer sin control hasta adquirir un tamaño demasiado grande, puesto que esta situación llevaría a que son demasiado importantes como para poder fracasar. Quieren evitar que los contribuyentes les saquen las castañas del fuego en el futuro.
El gobierno del Royal Bank of Scotland y Citigroup proporcionan la evidencia de que esto está realmente ocurriendo. Ambos bancos están bajo la presión de reducir sus balances, vender activos o volver a sus raíces como instituciones financieras centradas en mercado interior. Todo esto, sin embargo, ha servido para hacer que los restantes grandes bancos sean incluso más poderosos. De hecho, el capital necesario para aumentar los negocios e impulsar el crecimiento económico está ahora en menos manos que antes.
Los grandes bancos de préstamos que todavía tienen fuertes los balances, como el HSBC y Standard Chartered, saben que sus clientes dependen cada vez más del efectivo. Junto con la nueva élite de banca de inversión, estos bancos han vuelto ahora a llevar el timón de la economía.
Relaciones con los clientes
Según la opinión de Slawomir Krupa, jefe de personal de la rama de banca de inversión y empresa de Société Générale, los bancos están volviendo a forjar "relaciones profundas y duraderas" con sus clientes. "Es probable que los bancos tengan menos clientes, pero esperan hacer más con ellos y darles más", afirmó.
Société Générale es uno de los grandes bancos que ha decidido destacar por permanecer fuera de la élite global. Forma parte de un reducido número de bancos que se centran en lo que mejor saben hacer, más que intentar competir por trabajo lucrativo asesorando en grandes fusiones o absorciones.
Su compatriota, BNP Paribas, también se está aprovechando de su tejido y lo está haciendo con éxito. Existen otros grandes bancos ahí fuera, pero parece que muestran poca inclinación o interés por competir con la nueva élite en la banca de inversión.
El ICBC de China es ahora el banco más grande del mundo por valor del mercado, incluso tiene negocio más que suficiente dentro de su propio territorio, sin necesidad de salir fuera. El Nomura de Japón también está intentando construir un banco de inversión serio, para lo que está tratando de impulsarse a partir de lo que queda de los negocios de Lehman en Europa y Asia, y también mediante una ola de contratación en América.
Por otro lado, y mientras todo el mundo trata de mover ficha, las firmas de asesoría financiera pisan los talones a los rivales más grandes, asumiendo funciones aquí y allá. Sin embargo, los grandes bancos parecen estar más fuertes que nunca. "Existen dos sistemas de banca a dos niveles: los ganadores y los perdedores", afirmó un directivo de banca de Nueva York. "Eso es más evidente que nunca".