El ministro de Industria, Miguel Sebastián, intenta salvar Garoña con una solución que sea aceptable para Gobierno y eléctricas. Así, quiere persuadir a Moncloa con un cierre previsto dentro de seis años.
El ministro de Industria, Miguel Sebastián, busca una tercera vía para tratar de alcanzar una solución para Garoña que sea aceptable para el Gobierno y para las eléctricas. Su intención es actuar como interlocutor entre el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, y las compañías para evitar que el conflicto acabe en la Audiencia Nacional o pueda hipotecar futuras decisiones sobre el resto de centrales nucleares.
El cerrojazo de Garoña tendría importantes consecuencias económicas, ya que supondría la pérdida de más de 1.000 empleos y una demanda por 1.200 millones por parte de las compañías y de los municipios de las centrales nucleares.
Sebastián trabaja en estos momentos en suavizar la postura de Moncloa, que se ha mostrado dispuesta al cierre de la central, y para ganar tiempo su equipo impulsó el jueves por la noche la consulta al Consejo de Seguridad Nuclear de tres escenarios aceptables para el Ejecutivo: es decir, el cierre en dos, cuatro o seis años.
Polémicas palabras de Zapatero
Fuentes consultadas por este diario aseguran que esta petición de valoración es una forma indirecta de negociar con las compañías, ya que Garoña tendrá que enviar sus alegaciones al Consejo de Seguridad Nuclear en un plazo de diez días, lo que servirá para tomar el pulso después de la alta tensión que supuso la entrevista de Zapatero en la cadena de Tv Cuatro y el posterior comunicado de Endesa e Iberdrola corrigiendo sus cinco afirmaciones erróneas.
El presidente aseguró, por ejemplo, que en el mundo únicamente se construía una central nuclear cuando realmente hay 50 reactores en construcción.
Anteriormente, las eléctricas habían mantenido una estrategia de suavidad, de lluvia fina, para que calaran sus argumentos con la intención de no dejar al Gobierno sin salida y para que no se radicalizase y optase por el cierre de la central en una demostración de poder. Pero Zapatero forzó a las eléctricas a abandonar esta posición de prudencia al insinuar que se iba a optar por el cierre en su intervención televisiva. Ante esta situación, Endesa e Iberdrola -reunidas en Nuclenor- optaron por lanzar un comunicado sin precedentes en el que se atacaba sin cortapisas los errores de Zapatero. Esta decisión se tomó porque las compañías pensaban que ya no había nada que perder porque la decisión parecía tomada.
El jueves, el expediente de Garoña llegó a la Comisión Delegada de Asuntos Económicos en la que se decidió parar el envío al Consejo de Ministros para abrir esta nueva vía, con el objetivo de evitar un fuerte desgaste del presidente del Gobierno después de sus fuertes errores, así como de una decisión difícil de explicar como es dejar a un millar de familias sin trabajo en plena crisis económica.
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