Moody's recorta el 'rating' a 25 entidades e Iberdrola tiene que ampliar capital para mejorar su balance, pero los expertos no temen por su fortaleza financiera.
Esta semana ha sido dura para el entramado empresarial español. Antes de que el finalizase la tarde del lunes, la firma de calificación Moody's recortó el rating de 25 bancos y cajas de ahorros por el rápido y profundo deterioro de la economía española y su impacto en los balances. Pero sin que hubiesen pasado más de 24 horas de esta noticia, Iberdrola tuvo que anunciar una ampliación de capital de 1.325 millones de euros -casi el 5 por ciento de su capitalización- para mejorar su situación financiera.
Con estas novedades sobre la mesa, los inversores han empezado a cuestionarse cómo se encuentra la solvencia de las compañías en la actualidad. Ahora, las sociedades cotizadas tienen unos compromisos financieros de 276.532 millones de euros, lo que supone 3,1 veces el beneficio bruto que van a obtener este ejercicio. Esto es lo que provoca que la deuda de Repsol y ArcelorMittal se encuentren a tan sólo dos pasos del grado especulativo, también conocidas como bono basura, en el mercado. Y es que la compañía de acero tiene unos compromisos financieros de 16.000 millones de euros, lo que supone tres veces su beneficio operativo de 2009. Por su parte, la petrolera presidida por Antonio Brufau tiene una deuda de 10.992 millones, frente a los 7.336 millones de euros que podría obtener de beneficio bruto en 2009, según los analistas. No obstante, la empresa ha asegurado en varias ocasiones que va a hacer todo lo posible por mantener el grado de inversión actual. Por eso, tiene previsto vender activos no estratégicos y desprenderse de su participación de YPF en el parqué argentino cuando el mercado mejore.
Un escalón por encima se encuentra Gas Natural, con una calificación de BBB+. Hace tres meses, la gasista tuvo que realizar una ampliación de capital de 3.500 millones para poder hacerse con Unión Fenosa y poder mantener un balance saneado. Así, las firmas de calificación han reiterado sus rating en las últimas semanas, manteniendo el grado de inversión para la compañía.
De esta forma, los expertos consideran que en la actualidad no existe un elevado riesgo de que las empresas españolas pierdan su grado de inversión, el nivel necesario para que los gestores puedan entrar en el valor. No obstante, aseguran que cada vez las agencias tienen menos credibilidad tras la actual crisis, que no supieron predecir. "No entendemos porqué dieron ratings tan altos hasta hace dos años, de los cuales no nos fiábamos. El año pasado pese al desplome de la bolsa apenas bajaron calificaciones y este año que las condiciones financieras mejoran bastante, se dedican a recortar las notas agresivamente. Me imagino que es porque no lo hicieron en su momento", comenta Guillermo Escribano, gestor de Metagestión.
De hecho, el mercado tampoco ha castigado de forma agresiva el recorte de rating de las compañías en bolsa. Por ejemplo, basta con mirar la bajada de calificación sobre OHL hace tres meses. Fitch recortó la nota de la constructora desde BBB- hasta BB+, con lo que perdía el grado de inversión y desde entonces, aunque lo lógico hubiese sido caer -ya que la noticia es negativa-, la acción ha subido más de un cien por cien, hasta colocarse en los 13,71 euros. Algo parecido ocurrió con la rebaja de rating sobre Sol Meliá a bono basura a principios de 2003. Los tres ejercicios siguientes, la cotización de la hotelera española subió más de un 300 por ciento.