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La malnutrición infantil en la India supera a la del África subsahariana

Miguel Ángel Gayo

Nueva Delhi, 17 ene (EFECOM).- El ambicioso proyecto del Gobierno indio para acabar con la malnutrición infantil ha fracasado, ha reconocido sin tapujos el primer ministro de la India, Manmohan Singh, al igual que ya lo habían hecho el Tribunal Supremo y el premio Nobel de Economía 1998 Amartya Sen.

La India, que cosecha resultados macroeconómicos espectaculares, que enseña al mundo con orgullo cómo es capaz de construir y lanzar satélites y que pugna con China por ser una gran potencia mundial, convive con la realidad de 164 millones de niños malnutridos, según cifras que publica el rotativo "Hindustan Times".

En una carta dirigida el pasado martes a varios ministros regionales en cuyos estados la tasa de malnutrición infantil supera el 50 por ciento, el primer ministro expresaba su preocupación por la falta de resultados en el programa conocido como Servicios Integrados de Desarrollo Infantil (ICDS).

Singh, que en mayo del 2006 aseguró que el objetivo de erradicar el hambre y la malnutrición entre la población infantil india era algo "completamente posible", criticaba en su misiva la falta de resultados obtenidos con este programa.

"Les pido que vigilen detenidamente la implantación de este programa", señalaba la carta de Singh, "pues de otro modo jamás alcanzaremos nuestro objetivo".

En estados como Bihar (norte), donde el subdesarrollo es crónico, Orissa, donde se están poniendo en marcha proyectos siderúrgicos multimillonarios, o en Rajastán, que el Gobierno promociona como escaparate turístico, las cifras son aún más dramáticas que las del África subsahariana.

Para atajar el problema, el Gobierno indio decidió destinar unos 36 millones de euros a este programa durante el ejercicio 2006-2007, una cifra claramente insuficiente para los expertos, ya que sólo alcanzaría para ayudar a dos millones de niños y era, además, inferior a la de años anteriores.

Pero la solución no sólo está en dedicar más dinero, sino también en conseguir que la ayuda llegue a los que la necesitan en vez de enriquecer a intermediarios corruptos: más del 50 por ciento de la leche de este programa se vende de manera ilegal, según un informe de la ONU.

No es casualidad que las cifras más alarmantes se den en los estados con mayor corrupción: según la ONG "Transparency International", que publica datos sobre corrupción en todo el mundo, al menos 40.000 millones de euros de dinero público fueron a parar a manos corruptas el año pasado.

El ICDS, que se empezó a poner en marcha en 1975, ha ido corrigiendo sus objetivos durante este tiempo a medida que se evidenciaba la imposibilidad de alcanzarlos, y en la actualidad aspira a reducir a la mitad el número de niños malnutridos desde su nacimiento hasta los seis años para el 2015.

Además del lastre que supone una generación de menores malnutridos para el futuro del país, se trata también de un problema costoso desde el punto de vista económico contra el que tienen que luchar hoy las autoridades indias.

Según los cálculos del Banco Mundial, el crecimiento del país puede verse ralentizado hasta en un 3 por ciento si no se soluciona este problema.

Ya en 1981 el Nobel Amartya Sen advertía en su libro "Pobreza y hambrunas" del precio económico de una tragedia nacional.

Es muy simple: "Una mujer que fue una niña desnutrida y se vea obligada a desempeñar un trabajo físico no será capaz de sostener a una familia si tiene sus capacidades mermadas, y a su vez criará hijos enfermos y débiles, que no serán educados y perpetuarán el círculo vicioso de la pobreza", dijo Sen. EFECOM

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