El Banco de España obligó a Caja España a reformular sus cuentas de 2008, después de llevar a cabo una severa inspección, por la que le tuvo que clasificar créditos por valor de 197 millones como de dudoso cobro. Esta alteración modificó los resultados de la entidad castellana, ya que tuvo que realizar provisiones para hacer frente a esos posibles impagos, según ha podido saber elEconomista.
Fuentes de la caja indican que en el regulador que gobierna Miguel Ángel Fernández Ordóñez restan importancia a la inspección porque se trató de una operación ordinaria, que realiza cada dos o tres años. No obstante, sí indican que las consecuencias fueron negativas, ya que la contabilización de esos impagos adicionales supuso un aumento de las dotaciones para insolvencias y un menor resultado por las "mayores exigencias" ante la crisis.
Caja España incluyó en sus cuentas, firmadas por el consejo de administración y el auditor, las peticiones hechas por el regulador antes del verano de 2008. Los cambios supusieron que la caída de los beneficios de la entidad se ampliara al 70% con respecto al ejercicio anterior, una de las más elevadas del sector. La caja ganó 44,3 millones de euros.
Además, la contabilización de estos impagos incrementó la tasa de morosidad por encima del 6%, la segunda más elevada del sistema financiero. Las insolvencias crediticias de la entidad castellano-leonesa han aumentado en el primer trimestre de 2009 hasta el 7,5%, cifra sólo superada por Cajasur.
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