
Bancos, farolas, bolardos y papeleras, y en un futuro próximo, escaleras de aluminio, barandillas y elementos auxiliares para discapacitados son algunos de los productos desarrollados por el Grupo Porcelanosa para no parar a pesar de la crisis de la construcción, que está afectando de lleno a la industria azulejera.
La compañía anunció ayer en Vila-real (Castellón) un plan estratégico a cuatro años con una inversión de 80 millones de euros y sin recortes de empleo en sus ocho empresas industriales y más de un centenar de filiales comerciales.
Un solo cierre
Además de la nueva línea de mobiliario urbano, que fabrica la filial Ceranco -antes dedicada de forma intensiva a cerámica para el boom de la construcción-, las inversiones se van a dirigir a renovar y modernizar las fábricas y almacenes de Ceranco y Venís -esta última ya en marcha-, y a mantener la expansión comercial, orientándola a nuevos mercados.
Según explicó el consejero delegado de Porcelanosa, José Vicente Roca, el objetivo es seguir potenciando Estados Unidos, con una tienda en Chicago, y Canadá, "y lo más ilusionante es vender de forma directa en China e India".
En China, donde existe una red de distribuidores y donde Porcelanosa compra piedra natural, la empresa abrirá su primera tienda cien por cien propia probablemente en Shanghai. En India será en Nueva Delhi, según avanzó Roca.
La compañía sólo ha cerrado una de sus más de 400 tiendas, en el centro de Valencia, y no prevé más cierres. Lo que sí ha hecho es cambiar el modelo de tienda, "porque la gente demanda precio, pero también demanda calidad", según Roca. Este modelo se ha implantado ya en Albuixech (Valencia), Roma, México y Montpellier (Francia).
Parará las fábricas en agosto
Porcelanosa sufrió en 2008 una caída de la facturación del 4,7 por ciento, hasta 1.056 millones de euros, y redujo también su beneficio. "Este año empezó francamente mal, pero el segundo trimestre nos da la esperanza de que el año acabe bien, con cifras como las de 2008", afirmó Roca.
Lo que tiene claro el grupo es que no va a reducir la plantilla, compuesta por cerca de 5.000 trabajadores. "Podemos perder dinero, pero no podemos perder personal", dijo ayer Roca. Para ello, ha "optimizado" el empleo con cambios de turnos y reorientación del trabajo, además de juntar las vacaciones con el fin de parar totalmente la producción ante la caída de la demanda. Lo hizo en Navidad, nueve días, y lo volverá a hacer en agosto.