César R. Díaz
Detroit (EEUU), 9 ene (EFECOM).- El Salón Internacional del Automóvil de Norteamérica (NAIAS) terminó hoy de exhibir novedades con la gran incógnita de si la industria automovilística de EEUU podrá frenar el imparable avance de las marcas asiáticas.
General Motors, Ford y el Grupo Chrysler se han plantado dispuestos a no ceder más terreno a Toyota, Honda, Nissan, Hyundai o la amenaza de los nuevos dragones chinos como Geely, Chery o Changfeng.
En el 2007 y el 2008 la lucha por el segmento de los coches medianos va a ser brutal a vista de lo presentado en Detroit.
Hoy, en la última jornada para la prensa del salón, General Motors y el Grupo Chrysler presentaron dos novedades con las que esperan plantar cara a los fabricantes japoneses en un segmento que Toyota, Honda y Nissan dominan.
Chevrolet dio a conocer el Malibu 2008, que llegará a los concesionarios a finales de este año, una berlina de tamaño medio que tendrá un precio "de alrededor 20.000 dólares", según indicó a los medios de comunicación Ed Peper, gerente general de Chevrolet.
Por su parte el Grupo Chrysler reveló el Dodge Avenger para sustituir al Dodge Stratus también a finales de año. De momento Dodge le ha batido a Chevrolet en el precio.
La marca de la cabra montesa anunció que la versión básica del Avenger tendrá un precio de 18.895 dólares, 1.605 dólares menos que el Dodge Stratus que reemplaza y a cambio de más equipamiento.
Pero el objetivo real de General Motors y el Grupo Chrysler es cazar a Toyota y Honda.
Toyota parece inalcanzable con el Camry, el líder de ventas en la categoría desde hace casi una década y que ha recibido un fuerte impulso tras la profunda remodelación que experimentó el año pasado.
Honda por su parte pondrá a la venta una nueva generación de su éxito de ventas, el Accord, a finales de año y aunque el fabricante japonés no ha mostrado todavía el producto final, el prototipo de cupé que ha traído a Detroit apunta a que la nueva versión será un hueso duro de roer para los fabricantes estadounidenses.
Rick Wagoner, consejero delegado de General Motors, reconoció hoy de forma implícita lo difícil que será para su compañía competir en el segmento al señalar que "aunque es enorme (en término de unidades vendidas), está reduciéndose" y las previsiones del fabricante es que en el futuro las cifras se estabilicen e incluso se reduzcan.
Chrysler también ha decidido plantar cara a los fabricantes asiáticos en el capítulo de los coches pequeños, otro terreno que Detroit cedió prácticamente en los últimos años.
Pero Chrysler ha tenido que echar mano del fabricante chino Chery para poder competir. Los dos grupos han llegado a un acuerdo por el que Chery fabricará un coche de reducidas dimensiones que se venderá en Norteamérica y Europa con la marca estadounidense.
Ford, quizás el que ha salido peor parado de la crisis de 2006, tampoco quiere que los asiáticos le sigan empujando.
En Detroit ha mostrado un renovado Ford Focus con el que competir en la categoría de coches pequeños, una remodelación inspirada en el Fusion que en 2006 fue una de las pocas razones de optimismo de la marca del óvalo azul.
Y mientras las marcas estadounidenses intentan recuperar el terreno perdido en la categoría de coches, en la de camionetas la situación es al revés.
Los tres fabricantes estadounidenses han sido capaces de mantener su liderazgo hasta el momento, pero Toyota y Honda quieren cambiar la situación en los próximos años.
Toyota -que será la segunda marca en Estados Unidos durante 2007, arrebatando el puesto a Ford- ha puesto la piel de gallina a más de uno con su nueva versión del "pickup" Tundra y que llegará a los concesionario en marzo.
La marcan nipona prevé vender unas 200.000 unidades al año de las distintas versiones del Tundra y que incluye una versión de gran tamaño, la CrewMax.
Honda ya melló la moral de los estadounidenses el año pasado cuando su "pickup" Ridgeline se hizo con el título de Camioneta del Año, aunque las ventas todavía no han sido lo espectacular que los ejecutivos nipones esperaban.
Pero el ímpetu que Toyota a puesto en Tundra anticipa que la guerra entre estadounidenses y asiáticos no ha hecho más que extenderse a un nuevo campo de batalla. EFECOM
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