
"El 1 de enero nace un proyecto asegurador español, arraigado en la Fundación Mapfre". El presidente del grupo, José Manuel Martínez, clausuraba así ayer la junta de Corporación Mapfre, donde los accionistas autorizaron la ampliación de capital necesaria para crear el nuevo conglomerado, con un único voto en contra.
Sus palabras son reveladoras de la Mapfre que echará a andar con el nuevo año. Tras un complejo proceso que extinguirá a la matriz actual (la mutualidad) e integrará todos sus negocios en la filial cotizada, el grupo nace blindado. Y es que las propiedades se traspasan a la Fundación Mapfre (MAP.MC) y la hacen dueña del 71 por ciento de una compañía que superará los 7.800 millones de euros en valor de bolsa, casi el doble de la vieja Corporación Mapfre.
El motivo de esta conversión es, precisamente, engordar a la cotizada para poder vender luego parte del capital y ejecutar grandes compras con los fondos obtenidos.
La única restricción es conservar el 51 por ciento o, lo que es lo mismo, evitar que la Fundación pierda el control, lo que convierte a Mapfre en inatacable con opas y preserva el DNI español. Su afán, en cambio, sí es de conquistar mercados y una prueba es la reciente entrada en Italia de la mano del grupo Cattolica. El foco estará en Europa, Estados Unidos y Asia, señaló Martínez.
No cambia el equipo gestor
Cambia la compañía, pero no el equipo gestor. La futura Mapfre se dota de un consejo de 22 vocales que ya estaban en la cotizada, la mutua o en filiales. Y la cúpula se blinda porque simultaneará cargos de consejeros y de patronos en el máximo órgano de gobierno de la Fundación, que tendrá el control del grupo. Tal y como quedaron ayer los estatutos, el presidente de Mapfre lo será también en el Patronato, al ser ambos puestos indivisibles.
El nuevo grupo tendrá cuatro vicepresidencias, que se reducirán a la mitad a finales de 2007, al jubilarse Domingo Sugranyes y Santiago Gayarre. La edad de retiro de los consejeros queda en 70 años y 65 para el resto de plantilla.