
Nueva Rumasa ha dado un nuevo impulso en el camino emprendido para crear un gran grupo alimentario. Tal y como adelantó elEconomista el pasado 9 de marzo, y pese al desmentido oficial de Kraft, esta compañía tuvo que confirmar ayer la noticia.
Tras varias semanas de negociación, las dos empresas anunciaron ayer el acuerdo, pendiente tan sólo de que se realice una due dilingence o auditoría de los activos.
Según el contrato firmado, Nueva Rumasa adquirirá a través de su filial Carcesa la planta de Mahón y las marcas de queso fundido Tranchettes, Santé y Quesilettes. En principio, la marca El Caserío, que se produce también en Mahón (Menorca) no forma parte de esta transacción. Kraft mantendrá la producción de El Caserío en la planta este año, y suscribirá después un contrato de co-manufactura de una parte del volumen durante tres años más. Paralelamente, se establecerá un contrato transitorio de prestación de servicios, de manera que Kraft realizará de forma temporal algunas funciones de apoyo para facilitar una transición ordenada del negocio.
Rumasa sí garantiza el empleo
Pese a los desmentidos de Kraft, Nueva Rumasa lleva ya varios meses hablando incluso con el Gobierno de las Islas Baleares. Tal y como hará a partir de ahora, la compañía de Ruiz-Mateos se comprometió a garantizar los 165 puestos de trabajo después de que Kraft anunciara el pasado mes de diciembre el cierre definitivo de las instalaciones. La fábrica de productos lácteos de Mahón tiene una importancia para Menorca, representando el 8 por ciento del PIB de la isla. La marcha de Kraft hubiera supuesto un duro golpe, pero tal y como ha ocurrido en otras ocasiones con esta misma compañía, Rumasa ha garantizado el empleo.
Consulte la información completa en la edición de fin de semana de diario elEconomista.