
Viviane Reding, comisaria europea de Sociedad de la Información y Medios de Comunicadión, y Neelie Kroes, de Competencia, han presentado ayer una Recomendación en la que reclaman a los reguladores nacionales de las telecos (la española CMT y sus 26 homólogas de la UE) que impongan en sus respectivos países una rebaja de las tarifas por terminación de llamada.
Estas tarifas son los precios al por mayor que cobra, por ejemplo, Movistar a Vodafone cuando un usuario de Vodafone llama con su teléfono móvil a uno de Movistar. De media, la terminación de llamada cuesta en la Unión Europea 8,55 céntimos por minuto. La media en España se queda en 7,94 céntimos. Estos datos son de octubre de 2008.
Bruselas no impone en este caso una tarifa concreta como sí ha hecho con las llamadas en itinerancia o roaming: utilizar el móvil para llamar o recibir llamadas desde el extranjero. Pide que los precios por terminación de llamada se calculen a partir de los costes de un operador eficiente, y luego se apliquen al resto de los operadores para evitar que éstos los inflen.
El resultado sería, siempre según las previsiones de los expertos comunitarios, tarifas que oscilarían entre 1,5 y 3 céntimos por minuto.
Bruselas asegura que el nivel elevado de estas tarifas suponen una subvención indirecta que beneficia a los grandes operadores de móviles. Los perjudicados con la situación actual son los operadores de móviles más pequeños y los de líneas fijas, que tienen que pagar cuantiosas facturas para que sus abonados llamen a los teléfonos móviles de los operadores con mayor cuota del mercado móvil.
Bruselas calcula que esta medida beneficiaría a las telecos pequeñas y a las empresas y hogares de la UE al generarles un ahorro de 2.000 millones de euros entre los años 2009 y 2012. Hace un año, hubo grandes telecos que amenazaron, si se les impone esta rebaja, con adoptar el modelo estadounidense y no cobrar por hacer llamadas, sino por recibirlas.