Empresas y finanzas

Cantón, el almacén de los reyes

Ciudad de Dongguan, en China, la mayor productora de juguetes del país. Foto: Archivo
Dongguan es la ciudad china donde empiezan los sueños de felicidad de muchos niños occidentales. Hace 25 años, era una modesta y tradicional población cantonesa a escasa distancia de la frontera con Hong Kong.

La proliferación de las fábricas de reciclaje de plástico espoleó la creación de una incipiente industria productora de juguetes que, dos décadas después, se ha convertido en toda una marabunta mundial.

Y es que, sólo en Dongguan y las ciudades vecinas de Shenzen y Shantou, se despliegan 4.500 de las 6.000 fábricas jugueteras existentes en China, donde se producen 30.000 tipos de juguetes distintos. Estas factorías cantonesas representan el Made in China en estado puro: cada año, cada Navidad, inundan los mercados internacionales con dos de cada tres juguetes del planeta.

Exportaciones masivas

El 85 por ciento de ellos tienen como destino cualquiera de los 221 países hacia donde la industria dirige su exportación, aunque la mayoría, un 60 por ciento, acaba en manos de los niños de Estados Unidos y Europa. Según la Asociación de Juguetes de Cantón (AJC), en 2005 la industria exportó por valor de 15.100 millones de dólares y, en los diez primeros meses de este año, las exportaciones han crecido un 28 por ciento y hasta los 11.700 millones de dólares.

Nadie es ajeno al impacto de la producción masiva a bajo coste de China, incluida España, país con una significativo sector juguetero, que importó del país asiático por valor de 89 millones en 2005, desde los 48 millones del año 2000. Y es que, gracias a la industria juguetera, entre otras, Dongguan encarna como ninguna otra ciudad china las luces y sombras del capitalismo rojo.

Aprovechó su cercanía al mar de Hong Kong y la infraestructura que brindaban sus industrias paralelas para ofrecer un cobijo perfecto al sector. La fórmula del bajo coste funcionó y atrajo una inversión masiva: con los años, la población residente alcanza ya los 2,5 millones de habitantes (además de una población flotante de otros tantos) y sus calles comerciales, repletas de tiendas con enseñas extranjeras sólo para ricos, son testigo inequívoco de que Dongguan es ya la primera ciudad del país en Producto Interior Bruto por habitante.

Sin embargo, su cielo metalizado, el río teñido de espuma blanca y un aire con el regusto dulzón de la química, confirman que la riqueza de Cantón ha corrido paralela a los excesos. Uno de ellos, la explotación laboral, ha labrado una inquietante reputación para el sector juguetero.

Nulas condiciones laborales

El pasado año, la ONG China Labor Watch (CLW) hizo público un contundente informe en el que acusaba a la industria juguetera de Dongguan, suministradora de los grandes jugadores del sector internacional, de someter a los trabajadores a unas condiciones laborales miserables.

"Las condiciones abusivas persisten: excesivo número de horas de trabajo, uso de materiales químicos y peligrosos, dormitorios tétricos para los empleados, capataces abusivos, salarios por debajo del salario mínimo de China, etc.", denunciaba el informe, que acusaba por elevación a los gigantes del sector, como McDonald's, KFC, Hasbro, Wal-Mart y Mattel, por no aplicar en la práctica sus códigos de conducta corporativos para atajar las jornadas de 16 ó 18 horas, la contratación de menores de edad o los sueldos infames.

Pero, así las cosas, la potente industria juguetera china se presta a probar su propia medicina.

Alarmante situación

Y ello porque estas condiciones laborales -en absoluto distintas de otras zonas o sectores de la China productora- y otros factores han puesto en jaque al sector, que sufre ahora un alarmante déficit de mano de obra precisamente en una industria que emplea hoy a tres millones de personas y que requiere de una ingente mano de obra intensiva y barata.

"Tenemos un gran problema con el déficit de obreros. Unos se han fugado a sectores mejor pagados, como el mueble o la tecnología, que tienen mayores márgenes. Los campesinos ya no quieren venir porque ahora pueden ganarse la vida en el campo. Y, como ahora hay mejor educación, hay quienes prefieren no trabajar antes que hacerlo en trabajos duros de fábrica", señala Chen Huang Man, secretario general de AJC. Por si fuera poco, Cantón sufre ya por este motivo un nuevo fenómeno: la deslocalización de parte de su industria, que está trasladando parte de su producción a otras zonas del interior de China o a otros países más baratos como Camboya, India, Vietnam o Tailandia.

"Por el momento este factor no está teniendo gran influencia en el mercado chino, pero la tendencia es obvia", explica Jiang Xue Feng, presidente de Dongguan Big Zebra Toy, que fabrica caballos móviles de madera y trapo. En cualquier caso, en un mercado con tan poca abundancia de mano de obra no es de extrañar que, de acuerdo con la lógica económica capitalista, los salarios tengan que subir para poder captar nuevos obreros. "Las condiciones de vida han subido mucho últimamente. Es normal entonces que los salarios también incrementen.

Por eso nosotros trabajamos ahí donde podamos ganar suficiente para vivir", explica con lógica aplastante Lili, una jovencita de 18 años que cose muñecos de peluche 12 horas al día por un sueldo que no llega a los 100 euros al mes. Sin embargo, esta circunstancia laboral puede acabar por ahogar a los productores jugueteros.

Subida de salarios

"Los márgenes de las compañías se están reduciendo porque suben los salarios. Este problema sólo se soluciona si aumenta la producción. Pero, además, nos enfrentamos a otras presiones: la subida de precios de las materias primas, la apreciación del yuan que encarece nuestras exportaciones y los cortes de electricidad en Cantón que obliga a parar las fábricas.

En resumen, estamos pasando algunas dificultades", admite Chen Huang Man, de AJC. Los nubarrones son especialmente preocupantes para una mayoría de productores que apenas atrapa un 10 por ciento de margen en sus negocios basados en las producciones masivas de bajo valor. En ese contexto, si los grandes jugadores jugueteros mundiales mantienen su presión para que sus precios de compra se mantengan convenientemente bajos, el drama está a la vuelta de la esquina para muchos productores.

"El problema es muy serio y ya hemos tomado algunas medidas. Vamos a trasladar a nuestros empleados a unos dormitorios con mejores condiciones, les organizaremos entretenimiento y pondremos en marcha un taller de reciclaje. Así confiamos en atraerlos para seguir produciendo", explica Michael Xiao, directiva de una compañía de Dongguan que fábrica muñecos de peluche que se venden a 29 euros en Europa pese a que su coste es de 0,03 euros.

La solución para todos ellos pasa por "ajustar la industria, ya sea fabricando juguetes más sofisticados y mejor calidad, reemplazando obreros por maquinaria e invirtiendo en tecnología para subir el valor de las exportaciones", asegura Chen. El propio Ministerio de Comercio chino, por boca del ministro Bo Xilai, coincidió recientemente en el pronóstico y advirtió que el sector sufriría cierres y fusiones en el reajuste que obligatoriamente debe realizar. En esa línea, Jiang Xue Feng, de Dongguan Big Zebra Toy, parece haber encontrado el camino del futuro por la vía de las patentes. Hace dos años, Jiang evolucionó una patente existente para conseguir que sus caballos de madera pudieran ser móviles gracias a la energía del niño, y no sólo gracias a una batería o la electrónica.

Desde entonces ha vendido 10.000 caballos de madera a parques infantiles chinos y a algunos mercados extranjeros, de los que espera una gran demanda en el futuro. "Una patente es primordial para proteger el negocio. Si quieres que funcione suavemente y crezca continuamente, debes tener una patente que sea válida para el mercado. De hecho, quienes tienen las patentes son los que verdaderamente ganan dinero en este sector", advierte Jiang, quien asegura que su margen supera el 30%. El sector juguetero chino no ve otro rumbo que el que él mismo ha emprendido. "El 70% de nuestros juguetes son fabricados según los diseños de sus clientes. Para competir, hay que crear juguetes con patentes y diseños propios".

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