
Las nóminas se han convertido en el producto estrella de las entidades financieras. Con ellas consiguen vincular a los clientes, es decir, que a través de ellas les venden seguros, fondos de inversión, etc. Eso sí, las buenas ofertas son sólo para los nuevos usuarios. Los bancos y las cajas libran en los últimos meses una lucha sin cuartel, con lanzamientos de promociones especiales con el objetivo de robar los clientes al rival.
A esta batalla se unieron ayer el Sabadell y BBVA, que ofrecen devoluciones en las facturas mensuales y tarjetas de crédito, además de un sinfín de beneficios, como el anticipo de las nóminas que permite BBVA o un crédito al consumo con tipo de interés cero el primer año, o el regalo de dinero como hace Banesto, televisiones, portátiles, etc.
Las entidades tiran la casa por la ventana, pero por las necesidades. En un entorno complicado como el actual, con este tipo de campañas consiguen liquidez -el mercado mayorista aún está semicerrado y es costoso- ; y restan competencia con la captación de clientes.
Los depósitos han perdido su esplendor tras más de un año con rentabilidades altas. La bajada de los tipos de interés ha obligado a la banca a plegar velas y limitar a un tímido 2%, en el mejor de los casos, la remuneración que ofrecen las entidades por los ahorros de los ciudadanos.
Todas quieren ganar cuota de mercado, que es una fórmula para crecer en solitario en un momento en que la coyuntura impulsa una concentración del sector. Y todas quieren escapar de las garras del contrario para vivir en solitario. Aunque otras aprovechan la mala situación que viven algunas para dar un salto cualitativo y comerse un pedazo del pastel del negocio financiero en nuestro país.
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