
Los bancos acreedores están apretando las tuercas al grupo SOS. La compañía está negociando con 35 cajas de ahorros y bancos para evitar el pago anticipado de 665 millones de euros, tras saltarse las condiciones firmadas en un préstamo sindicado que dirige Ahorro Corporación. La compañía firmó el año pasado el crédito, de 994 millones, para refinanciar su deuda tras la compra de la aceitera italiana Bertolli.
Aunque ya ha amortizado ya un tercio del mismo, el problema es que entre las condiciones figuraban una serie de compromisos financieros, vinculados al ratio de apalancamiento y la evolución del resultado, que al no haber alcanzado, obligan a SOS a devolver anticipadamente el préstamo.
En principio, éste tenía un plazo de amortización de cinco años con cuatro tramos de vencimiento y está participado, además de por Ahorro Corporación, por Rabobank, Banco Popular, Intesa o Royal Bank of Scotland, entre otros.
Según explican fuentes financieras, la voluntad de las dos partes es llegar a un acuerdo que permita modificar las condiciones pactadas. SOS quiere evitar el pago anticipado y a la banca no le interesa tampoco tener que ejecutar la pignoración de las acciones, hipotecadas como garantía del préstamo firmado.
Tranquilidad entre los Salazar
Las fuentes consultadas explican que Jesús y Jaime Salazar, presidente y consejero delegado de Grupo SOS <:SOS.MC:>, están tranquilos al respecto. Ambos destacaron de hecho, tras sellarse el acuerdo, que "una vez más el sistema financiero, pese a estar atravesando una delicada situación, ha vuelto a confiar en el más que demostrado modelo de negocio de SOS y su estrategia de liderazgo".
Esta no es, además, la primera vez que SOS se encuentra en una situación parecida. En 2007, pasó algo similar y la empresa que preside Jesús Salazar consiguió alcanzar un acuerdo con la banca. SOS ha experimentado en la última década un crecimiento vertiginoso, con la compra de Cuétara, Koipe y las aceiteras italianas Minerva, Carapelli y Bertolli.
El problema es que el alto endeudamiento asumido ha obligado ahora a buscar soluciones alternativas. En este sentido, vendió el año pasado la marca de galletas Cuétara al grupo Nutrexpa, se ha desprendido también de varias enseñas de aceite italiano, ha hecho una ampliación de capital para dar entrada a Caja Madrid, y negocia ahora la venta de una paquete significativo de acciones al fondo soberano libio Libya Investment Authority (LYA).
Nuevos frentes
Estas operaciones han permitido ya al grupo llegar con solvencia al primer tramo de vencimiento del crédito, fijado para principios del próximo mes de julio y que ascendía hasta los 300 millones de euros. Desde la compañía se asegura que el resto de los tramos se irán completando con la venta de más activos, considerados no estratégicos, y la puesta en elmercado de un paquete del 25% de la aceitera Bertolli.
Pero el grupo SOS tiene además otros frentes que solventar. La concesión del polémico crédito de 212 millones que los propios administradores de la compañía concedieron a otra sociedad propiedad de ellos mismos (para la supuesta entrada en el capital de SOS del fondo soberano), ha levantado más de una suspicacia en el seno de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Y es que el hecho de que los bancos acreedores no fueran informados a su debido tiempo de este movimiento, que hubiera permitido a los Salazar vender una parte de sus acciones a los libios, ha provocado cierta inquietud en el parqué madrileño.
De hecho, la futura operación de SOS con el fondo soberano, que lleva fraguándose desde hace más de un año, ha generado el requerimiento por parte del regulador de información adicional, que la compañía controlada por los hermanos Salazar ya ha facilitado. A raíz de esto, dos consejeros se han negado a firmar las cuentas.